Mostrando entradas con la etiqueta Somme. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Somme. Mostrar todas las entradas

jueves, 29 de octubre de 2015

Springboks en el Somme: la batalla por Longueval y Delville Wood, 15-20 de julio de 1916 (I)


'Urgente. Mis hombres están en las últimas. Apenas puedo mantenerlos en pie. Se duermen con el fusil al hombro a pesar del brutal bombardeo. Estamos a la espera de un ataque enemigo. A pesar de lo inminente del ataque los soldados se desploman rendidos. No nos llega ni comida ni agua desde hace dos días, y a pesar de las raciones de los muertos, necesitamos agua. Estoy solo con Philipps, herido, y con dos sargentos más. Por favor, releven a estos hombres hoy sin falta. Están al límite de sus fuerzas'.

Esa fue la última nota que envió el coronel E.F. Thackeray - mando del 3r Regimiento de la Brigada Sudafricana (BSA) - a su cuartel general poco antes de que los últimos supervivientes del contingente sudafricano evacuasen Delville Wood el 20 de julio, tras seis días de cruentos combates cuerpo a cuerpo en un infierno de bombas incendiarias y gas.

La batalla por Delville Wood, que comenzó el 15 de julio y no terminó hasta el 3 de septiembre, venía precedida de dos semanas de combates con pírricas ganacias en el norte y centro del sector del Somme y algún éxito en el sector de Montauban y Bernafay Wood a un coste de bajas brutal. Más al oeste, y a pesar de los ataques del 17º batallón del regimiento de Manchester del 9 de julio, los alemanes aún resistían en un sector de Trônes Wood, situado en la vertical meridional de Longueval y Delville Wood. La posición enemiga de Trônes Wood se adentraba como un saliente en el sector inglés, dificultando cualquier avance británico por el temido fuego de enfilada desde ambos flancos del saliente. Por esta razón, y con el objetivo de 'rectificar' la línea del frente, Rawlinson ordenó al XIII Cuerpo de Congreve que tomase Longueval y la zona boscosa adyacente, Delville Wood.


Delville Wood, Bois o Bosque d'Elville - su denominación francesa y original - era una área boscosa de poco más de 100 ha., que lindaba al este con el pueblo de Longueval. De forma trapezoidal, se dividía por secciones aprovechando las hileras de robles y hayas que lo poblaban, y que permitían entrever un pequeño callejero. De oeste a este, y saliendo de una calle de Longueval, la 'avenida' Princes Street cruzaba longitudinamente el bosque. De esta vía, y en dirección norte partían otras tres 'calles', que de oeste a este se identificaban como Strand, Regent y Bond Street. Hacia el sur de Princes Street también partían tres 'calles', Buchanan, Campbell y King Street, en dirección oeste-este.
La importancia estratégica de Delville Wood, una vez sobrepasado Longueval por el sur y el oeste, era el de convertirse en un saliente dentro de las líneas enemigas, que amenazase los puntos de observación artillera alemana y permitiese hostigar al enemigo con fuego de enfilada. A pesar de los bombardeos previos, los alemanes seguían manteniendo tres líneas de trincheras en dirección nordeste-sudeste, que distaban entre 50 y 75 metros cada una.
Sobre la fecha escogida para el ataque, 14 de julio, parece que Haig la eligió como un guiño hacia los franceses por las quejas de éstos hacia la pobre contribución británica en el Somme. Cierto o no, el hecho es que aconsejado por Rawlinson, Haig ordenó un ataque en la línea Bazentin le Grand Wood-Longueval-Delville Wood. El objetivo final era conquistar High Wood, al noroeste de Longueval y Ginchy y Guillemont al sur y sureste de Delville Wood. Para ello era necesaria la toma de Longueval y Delville Wood, ya que proporcionaban un puntal decisivo para un ataque en sendos flancos.
Vistos los resultados del 1 de julio, como el resto de ataques aislados de los días previos, Rawlinson decidió introducir una serie de cambios tácticos. Siempre con el efecto sorpresa en mente, optó por adelantar la posición de sus tropas durante la noche previa y ordenó un intenso bombardeo sobre la línea alemana unos minutos antes de la hora cero para que no se pudiesen reponer del golpe antes de que la infantería británica ocupase su línea. Rawlinson comenzaba a perfeccionar su táctica del 'bite and hold', del morder y resistir (o agarrarse) al terreno a la espera del temible y seguro contraataque alemán.
Junto a la sorpresa, Rawlinson programó el ataque un poco antes del alba por temas de visibilidad y redujo el frente a poco más de 6 kilómetros para concentrar el golpe. Haig no accedió en un primer momento a estos cambios. Le preocupaba, especialmente, la inexperiencia de los 'Nuevos Ejércitos de Kitchener' en operaciones nocturnas. Rawlinson no cedió, y con el apoyo de sus generales, defendió el plan original con maniobras nocturnas incluidas. Haig acabó accediendo de mala gana y el ataque se programó para las 03.45 am del 14 de julio.

Longueval
Poco antes de las 3 de la madrugada del 14 de julio, las brigadas 26ª y 27ª de la 9ª escocesa llegaron a la parte baja de las lomas de Caterpillar Valley. Con los Black Watch y los Argyll (Argyll & Sutherland Highlanders) abriendo camino, la 9ª división escocesa y la 18ª de Maxse avanzaron desde Bernafay Wood hasta el saliente. El ataque principal se encargó a la Brigada 26ª. El 8º de los Black Watch y el 10º de los Argyll irían a la vanguardia con los Seaforth Highlanders y los Gordon Highlanders de cobertura y los Queen's Own Cameron Highlanders de reserva. La brigada 27ª (11º y 12º de los Royal Scots Fusiliers, el 10º de los Argyll, los King's Own Scottish Borderers y el 9º de los Cameronians) también participaría con el apoyo de la Brigada Sudafricana (BSA) en reserva. El plan inicial de Congreve consistía en que capturado Longueval por la 26ª y 'limpiadas' las bolsas de resistencia alemanas, la 27ª la sobrepasase para iniciar la conquista de Delville Wood. Los alemanes defendían el saliente con el cuerpo Magdeburg. El 72º RI de Turíngia, al norte y noroeste de Longueval, el 26º RI Fürst Leopold von Anhalt Dessau también al norte de Longueval, y los RI 107 y 153 de Turingia defendiendo Delville Wood.

Los tiempos se cumplieron y a las 3.20 de la madrugada se inició el bombardeo sobre las posiciones alemanas en Longueval y Delville Wood, combinado con una cobertura de ametralladora sobre las pocas edificaciones que quedaban en pie. El silbato de avance sonó veinte minutos después. Von Armin, comandante del VI Cuerpo alemán, no iba a quedarse de brazos cruzados. Aprovechó su ventaja en el terreno y envió a tropas contra el flanco derecho del ataque británico. A pesar de ello, el ataque cogió por sorpresa a los alemanes. Los escoceses avanzaron bien de inicio pero los alemanes iban a resistir. Las órdenes del Alto Mando alemán eran muy explícitas sobre la resistencia en el Somme: 'resistir a cualquier precio y no dejar un palmo de suelo al enemigo'. Esa fue la respuesta que recibió un mando de los Highlanders después de haber ofrecido la rendición a una unidad alemana rodeada en Longueval:'Yo y mis hombres tenemos órdenes estrictas de defendar la posición con nuestras vidas. Los alemanes sabemos como obedecer órdenes. Les agradecemos su oferta, pero moriremos donde estamos'.
Y así fue.


La lucha por Longueval fue muy dura. Las tropas británicas sufrieron lo indecible para avanzar a pesar de que el bombardeo previo había sido durísimo. La casi totalidad de los refugios subterráneos y bodegas fue destruida pero los alemanes se parapetaron en los edificios y ruinas que quedaron en pie. La mayoría de combates fueron casa por casa y cuerpo a cuerpo. Falkenhayn no podía estar más contento: los suyos se estaban dejando algo más que la piel. Los violentos combates por las ruinas de Longueval se dilataron hasta media mañana. El empuje de los escoceses se fue diluyendo a causa de los contraataques alemanes, alimentados por el fluir contínuo de reservas. Los Highlanders hicieron un último intento al rayar el mediodía pero los alemanes demostraron una enconada resistencia. Los focos de resistencia estaban al extremo noreste del pueblo y en Delville Wood, en el flanco derecho del ataque. A primeras horas de la tarde los escoceses solo controlaban la parte sur y occidental de Longueval. Los Highlanders estaban destrozados. La 27ª tuvo que hacerse cargo de las posiciones.
En los planes originales, la toma completa de Longueval era un requisito sine qua non para iniciar la conquista de Delville Wood. El hecho de que no se hubiese completado era un contratiempo enorme. No solo por la difícil situación en la que quedaron las tropas que parapetadas en Longueval, sino porque adentrarse en Delville Wood sin ninguna cobertura era un suicidio.
Sobre la una del mediodía, Furse - al mando de la 9ª División, informó a Henry T.Lukin, comandante de la brigada susadricana, que tan pronto la 27ª avanzase algo más en Longueval, los suyos debían atacar Delville Wood.
Y se así se inició el segundo acto de la tragedia.


Delville Wood
La conquista de Delville Wood se improvisó como una huida hacia adelante por la fallida captura de Longueval. La misión recayó sobre las tropas de la Brigada Sudafricana de Infantería (BSA) aunque también participaron en la operación inicial unidades de las divisiones 18ª y 3ª.
La Brigada sudafricana (BSA) o SAI (South Aftrican Infantry), y coloquialmente conocida como los Springboks - en honor a las peculiares gacelas de Sudáfrica - estaba formada por 4 regimientos de infantería. El 1º del Cabo de Buena Esperanza o Cape of Good Hope Regimient, el 2º del Estado libre de Orange y Natal (Orange Free State & Natal Regiment), el 3º regimiento del Transvaal y Rodesia y el 4º Sudafricano escocés (South African Scottish Regiment). La brigada sudafricana se completó con la 64ª compañía de artillería y la 28ª de ametralladoras. La brigada la comandaba el general de brigada Henry T. Lurkin, con experiencia en las Guerras zulúes de 1879, la Guerra de los Bóers (1899-1902) y la campaña africana contra las colonias alemanas del suoeste de 1915 y 1916.
Previa a su llegada al Frente occidental, los Springboks ya habían entrado en combate luchando contra los Senussi al oeste de Egipto, en la actual Líbia. La BSA que llegó a Marsella en abril de 1916 contaba con más de 160 oficiales y cerca de 5700 efectivos. Acuartelados en Bailleul, se entrenó a los Springboks en la guerra de trincheras hasta que fueron trasladados al norte y entraron a formar parte - junto a las brigadas 26ª y 27ª - de la 9ª (Scottish) Division del general de división W.T. Furse, dentro del XIII Cuerpo del general Congreve. La misión del XIIIº Cuerpo, en el flanco derecho del sector del Somme, era capturar la cresta que iba desde Waterlot Farm (al sur de Delville Wood) hasta Bazentin-le-Grand, para conquistar Montauban y sus alrededores, asegurando Montauban Alley y ocupando los bosques de Bernafay y Trônes.


La BSA, junto al resto de la 9ª escocesa, se libró del fatídico 1 de julio. No fue hasta el 5 de julio que los Springboks subiron a la línea, para realizar misiones de reserva y de cobertura como en el caso de Bernafay Wood cuando relevó a 2 regimientos escoceses de la 27ª. El 9 de julio dos compañías del 4º de los South African Scottish (SAS) lucharon en Trônes Wood pero tuvieron que retirarse hasta sus posiciones iniciales en el reducto Glaz (Glaz Redoubt). El 13 de julio los sudafricanos fueron relevados en Bernafay Wood y se reagruparon en Talus Boise. La previsión, y las órdenes, situaban a los Springboks como unidad de reserva de la 27ª brigada que tenía previsto atacar Longueval. Pero la realidad se impuso y los planes mutaron. La brigada 27ª se envió a cubrir el desgaste de la 26ª y también se fogueó con los incontables contraataques alemanes. La suerte parecía echada: La BSA iba a meterse sola en las fauces del lobo.
Las primeras instrucciones marcaban para las cinco de la tarde de ese mismo día el ataque, luego - y ante la imposibilidad de avanzar un solo palmo en Longueval - se pasaron a las siete y finalmente se dejó fijado el ataque para las cinco de la mañana del día siguiente, 15 de julio. Furse, sin embargo, fue muy explícito con las órdenes: aunque los escoceses no consiguiesen avanzar un solo metro durante toda la tarde o noche, los sudafricanos atacarían igualmente Delville Wood al alba.

Antes de entrar en el bosque, un paréntesis.
Muchas veces resulta complicado hacerse una idea del desarrollo y crudeza de los combates sin un buen apoyo cartográfico que nos lo indique. Este el caso de Delville Wood. Si se examina con detenimiento el terreno y la situación de las tropas enemigas, se llega a la conclusión de que Delville Wood era un simple ratonera. Por mucho que la artillería británica 'limpiase' o intentase 'allanar el terreno' a golpe de obús, el sector era un saliente !!!! Y por simple lógica siguió rodeado de alemanes por los cuatro costados, y aún peor: por su artillería, que solo tenía que fijar sus miras entre un sector muy limitado y repleto de enemigos. Si se recuerda la situación en que quedó el flanco izquierdo del bosque, el que linda con Longueval, se observará que los alemanes lo siguieron controlando y que, por tanto, podían atacar de enfilada desde la izquierda a los atacantes que entrasen por el sur. Igualmente, en el caso de que los alemanes reculasen al norte del bosque, podían replegarse unas decenas o cientos de metros pero seguir hostigando o montando contraataques desde el norte. Y si a estos dos flancos les sumamos el flanco derecho totalmente expuesto desde Ginchy, y el meridional - sin 'limpiar' totalmente -, la pregunta que un lector profano se hace es: ¿Por qué les dejaron entrar ahí, qué pretendían? ¿No sabían que era una misión suicida, sin al menos 'limpiar' dos de los flancos?
Los hechos contrastables de esa tarde del 14 de julio son que el general Furse, al mando de la 9ª escocesa, ordenó al general Lurkin que tomase la posicion de Delville Wood como fuese. Esa misma tarde y sin dilación, Lurkin reunió a todos sus jefes de batallón y les trasladó las órdenes del general Furse y su operativo para el día siguiente.
Previo al ataque, el 1r regimiento del Cabo de Buena Esperanza (CBE) fue enviado a fortalecer la línia de la 9ª en Longueval. Aprovechando la presunta calma nocturna, tres patrullas del CBE avanzaron con sigilo hasta el extremo norte de Longueval para confirmar sus peores pronósticos: la parte septentrional de Longueval formaba un dédalo de nidos de ametralladoras prácticamente inexpugnable. Al día siguiente, la CBE recibió la orden de retirada y se incorporó como reserva al ataque del resto de la BSA.


15 de julio
El operativo táctico de Lurkin para Delville Wood fijó dos regimientos para la ofensiva. El 3r regimiento del Transvaal y el 2º de Orange entrarían por el sector sudoeste del bosque justo al romper el alba. Con un pie en el bosque, el 3º avanzaría lo máximo hasta el norte del bosque consolidando la posición (y trinchera) de Princes Street, la 'avenida' que dividía el bosque por la mitad. La misión del 2º de Orange era eliminar cualquier bolsa de resistencia enemiga al sur de Princes Street y consolidar su posición al sur del bosque a la espera de los contraataques alemanes. En reserva, y fuera del bosque, se quedó el 4º de los South African Scottish (SAS), menos dos compañías que fueron enviadas a reforzar la línea de los Camerons, y el 1º del Cabo de Buena Esperanza, que volvió esa misma mañana de Longueval para incorporarse al ataque general de los Springboks.
Sobre las 4 de la madrugada del 15 de julio, y bajo el mando del Teniente Coronel William Tanner (comandante del 2º de Orange), los regimientos 2º y 3º llegaron a una trinchera de comunicación al este de Longueval junto con el 4º que quedaría en reserva. El avance se inició sobre las seis de la mañana desde una trinchera que ocupaban los Cameron Highlanders) y que se adentrada unos metros en el bosque. Previo al avance, varias patrullas advirtieron a Tanner que que los alemanes solo defendían unas posiciones al norte del bosque, pero que tampoco podían asegurarlo por la poca visibilidad.
La progresión fue dificultosa por la resistencia alemana pero, sobre todo, por la naturaleza del terreno. Delville Wood ya no era el precioso bosque de robles y hayas de antaño sino un espacio sembrado de cráteres y plagado de raíces, troncos y desechos humanos que hacían muy difícil el avance. Guiados por los Cameronians, los Springboks llegaron hasta Buchanan street, la vía más cercana a la entrada del bosque por el sudoeste y que conducía en dirección norte hacia Princes Street. Tanner estableció su cuartel general en Buchanan donde planeó asegurar el sur del bosque para luego alcanzar el punto más al norte e ir asegurando todo el perímetro hasta el sudoeste, recorriendo el flanco que lindaba con Longueval.

El avance fue mejor de lo esperado, sobre las 7.00 de la mañana el 3º Transvaal y una compañía del 2º de Orange controlaban la sección meridional del bosque hasta Princes Street. A las nueve de la mañana el 3º ya ocupaba el área entre Princes y South street. Las compañías A y B ocuparon las posiciones más avanzadas, la C cavó como pudo un parapeto un poco al norte de South Street y la D se aventuró más allá de Princes Street, quedándose en una posición intermedia entre Princess y el límite nororiental del bosque. Las tropas del 2º adelantaron a las del 3º, excepto una compañía y adentraron en el bosque en dirección norte. Las órdenes de Tanner fueron muy claras: subir hasta Strand Street, penetrar en dirección noroeste y mantener la posición. Nada, pero todo. Las tres compañía del 2º lograron hasta el objetivo pero otra cosa era mantenerlo. El frente a ocupar tenía más de kilómetro de longitud y los efectivos muy justos para mantener una línia contínua y compacta. Una primera reacción alemana no tardó en llegar. Los de Orange se vieron sorprendidos por un potente fuego de artillería y ametralladora que procedía del norte del perímetro. Apenas habían cavado lo más parecido a una trinchera que tuvieron que refugiarse tras raíces y troncos. Comenzaron a producirse bajas, tanto por la esquirlas de obús como por los miles de astillas que volaban a consecuencia del bombardeo, pero resistieron. Las unidades al sur del bosque tuvieron una mañana más plácida y fructífera: dos patrullas del 3º hicieron más de 140 prisioneros mientras peinaban el sector al sur de Rotten Row.


A mediodía, la situación parecía controlada. Los sudafricanos habían 'limpiado' gran parte de Delville Wood, alcanzado el perímetro norte y asegurado el flanco derecho que miraba a Ginchy. No obstante, pasadas las 14.30 h. Tanner informó a Lurkin que seguía habiendo bolsas de resistencia. La más importante al noroeste del bosque, donde se unía con el foco de resistencia también al norte de Longueval. A pesar de este obstáculo a las 15.00 de la tarde del 15 de julio la práctica totalidad de Delville Wood estaba en manos británicas. En apenas horas los Springboks habían ocupado Delville Wood, habían capturado más de 140 prisioneros y habían tomado posiciones a lo largo de casi todo el perímetro.
La cuestión, como intuyeron los mandos poco después, no era tomar el bosque si no conservalo. Los planes iniciales de Lurkin consistieron en tomar el bosque, instalarse en todo el perímetro y dispersar las tropas en pequeños destacamentos junto con ametralladoras para defenderlo. Lurkin, sin embargo, ideó una versión muy light del 'bite & hold'. Había desalojado al enemigo pero el 'agarre' al terreno era muy débil, como la resistencia que podía plantar a un enemigo que iba a machacarlos por tres flancos. Y esto es lo que iba a suceder. El factor 'agarre' no fue tanto por la falta de efectivo - que también - sino por la naturaleza del terreno, que lo hacía impracticable para cualquier tipo de defensa efectiva. El suelo, plagado de raíces, troncos y tocones hacía imposible cavar trincheras de más de dos palmos.
A pesar de haber consolidado la posición en el bosque, Lurkin y Tanner coincidieron en dos apreciaciones. La primera referida a la fragilidad del frente norte, la segunda a la virtualidad de la situación, como si los alemanes no hubiesen presentado resistencia para dejarlos entrar en una ratonera. Esto último era más una intuición pero no les falló el pálpito.

Poco después de la 3 de la tarde, una lluvia de obuses anticipó el ataque del 6º bávaro por el perímetro este, procedente de Ginchy. Fueron rechazados pero a un coste muy alto. Tanner se vio obligado a pedir refuerzos: una compañía completa del 2º de Orange había sido aniquilada. Era solo un aperitivo. Sobre las cuatro de la tarde se avistaron tropas alemanes por la bolsa que resistía al noroeste del bosque. Los primeros contraataques por ese flanco no iban tardar. Un brutal bombardeo en el extremo noroeste anticipó un ataque masivo, eran las 16.40 h. Los sudafricanos resistían como podían. A las seis y media Tanner recibió un informe: la línea al noroeste aguantaba de un hilo. Envió una compañía de los South African Scottish al norte para tapar la brecha, otra de los SAS para cubrir a los del 3º y envió unidades del 1º del CBE para ayudar a los de Orange. La posición sudafricana resistía a un precio altísimo, pero en vista de lo que estaba por venir y siendo consciente de su frágil (y absurda) situación, Tanner recomendó replegar a sus Springboks y acortar frente. Defendían 1,5 km de frente con apenas 2800 efectivos.
Lukin accedió. Pero era un brindis al sol.
Congreve conminó a Lurkin a que enviase dos compañías al noroeste del bosque a apoyar un contraataque de la 9ª escocesa contra la bolsa que resistía al norte de Longueval, no a resistir los contraataques alemanes en el bosque !! Como era de preveer no hubo suerte al norte de Longueval. La bolsa alemana resistió. Cayó la noche y llegó el turno de los alemanes.
El mando springbok preveía una noche dura pero se quedaron cortos: fue infernal. El bombardeo alemán sobre Delville Wood fue brutal. En algunos sectores del bosque llegaron a caer hasta 400 proyectiles por minuto, según varias fuentes. El bosque permaneció como una tea encendida la mayor parte de la noche. La culpa fue de las bombas incendiarias y de las toneladas de troncos y raíces que ardieron sin cesar. El gas también apareció como un fantasma nocturno. Era solo el preludio de los tres ataques alemanes que se sucedieron uno tras otro a lo largo de la madrugada, y que apenas pudieron repelerse a con fusilería, bayonetas y algún que otro culatazo.
Sobre las tres de la madrugada el informe que llegó al cuartel general de Tanner era muy inquietante. La esquina noroeste del bosque era alemana. La esquina nordeste la defendía, de izquierda a derecha, una compañía y media del 2º de Natal con una compañía del 1º de soporte. Más a la derecha estaba una compañía del 3º con una del 4º en segunda línea. El extremos sureste del bosque lo defendían dos compañías del 3º y en el flanco meridional lo defendían una compañía del 2º y otra del 3º, con una del 4º de reserva. En el tercio oeste de Princes Street resistía media compañía del 2º que junto a dos compañias del 1º cerrando el flanco defensivo desde Longueval.
El cuartel general sudafricano hervía literalmente. Lo que a las cuatro de la tarde parecían pequeños errores o carencias, a las cuatro de la madrugada era una amarga confirmación: ante las escasas posibilidades de resistir en un sector tan comprometido, entrar en Delville Wood había sido un suicidio. Esa misma madrugada los mandos springboks contactaron con el XIII Cuerpo para exponerles la situación. Sin llegar a proponer una retirada aconsejaban una 'reubicación' de las tropas en el frente.

Continuará en: Springboks en el Somme: la batalla por Longueval y Delville Wood, 15-20 de julio de 1916 (II)

viernes, 5 de diciembre de 2014

El Somme desmitificado: la batalla por Thiepval, 26-30 de septiembre 1916 (II)


Mouquet farm (La granja Mouquet)




La granja Mouquet se hallaba justo enfrente de la 11ª división, en el sector más oriental de la 34ª Brigada. Antes de la hora zero, un pelotón del 9º de los fusileros de Lancashire se infiltró en la posición de la granja para bloquear las posibles entradas a los sótanos pero la operación tuvo un éxito parcial. Se localizaron (y bloquearon) algunas entradas pero al poco una ametralladora alemana situada al noreste de Thiepval comenzó a castigarles y los pocos supervivientes se retiraron. Esta ametralladora, con toda seguridad, fue la que barrió después parte del flanco derecho del ataque canadiense. A media tarde los Manchesters (11º) también se unieron a la ofensiva pero un potente fuego de ametralladora frenó su avance con grandes bajas. Las esperanzas depositadas ese día en los tanques se quedaron en una zanja cerca de Mouquet. No obstante, y sin defallecer tropas de los Manchesters, los Dorsets (5º) y los zapadores del 6º de East Yorkshire tuvieron la brillante idea de desmontar las ametralladoras y facilitar un impresionante fuego de cobertura para que grupos de granaderos sellasen gran número de entradas al laberinto defensivo. Sobre las cinco y media de la tarde del 26 los restos de la guarnición alemana (1 oficial y 55 soldados) se rendían. Fueron necesarios cuatro batallones (casi una brigada) y cinco horas para neutralizar una defensa tan exigua en número de efectivos. Curiosamente fueron los veteranos de Suvla Bay quiénes capturaron al fin la tristemente famosa granja Mouquet, objetivo de australianos y canadienses durante casi dos meses.


Reductos Zollern y Stuff
A pesar de la espectacular captura de la granja Mouquet, la misión principal de la 34ª Brigada eran los reductos Zollern y Stuff. El Zollern, a unos 700 metros de la línea británica, era el habitual nido de abrigos y trincheras con todo tipo de elementos defensivos. A poco de la hora cero se informó al comandante en jefe de la 11ª División (Teniente General Woollcombe) de la 'destrucción total' del Zollern por la artillería pesada pero la información era falsa. Las primeras tropas que llegaron al sector fueron 'bienvenidas' con un potente fuego de ametralladora que provocó el caos. Unidades del 8º de los fusileros de Northumberland alcanzaron el Zollern, pero se creyó gran parte de los 'limpiadores' de trincheras fueron eliminados. Al perderse el contacto se enviaron patrullas para saber de ellos pero los que volvieron hablaron de un campo de batalla vacío, como si se los hubiera tragado la tierra. Llegada la noche, sin embargo, se recibieron informes de que un grupo de 60 hombres y un oficial de los Northumberland resistían en la cara sur del reducto. El plan para el día siguiente (27) era proseguir el asalto con más tropas pero al alba una patrulla se percató de que el reducto había sido abandonado durante la noche. Ante el exitoso avance de la 33ª Brigada los alemanes decidieron retirarse a posiciones más seguras. El Zollern el segundo reducto que caía en manos de la 11ª División. El reducto Stuff, en la segunda línea alemana, distaba a unos 400 metros al noroeste del Zollern. Su captura se preveía más complicada, no solo por la distancia sino porque se encontraba fuera del alcance de los observadores de la artillería. La presencia de supervivientes de la 34ª al sur del Zollern en la noche del 26 dio a entender que una vez neutralizado el Zollern caería el Stuff, pero los mandos, conscientes de lasbajas, hicieron subir a la línea la 32ª. El 27 se planeó el ataque para las 3 de la tarde con dos batallones de la 32ª pero problemas de sincronización obligaron a posponerlo hasta las cuatro. El 9º de los West Yorkshire, sin embargo, no recibió esa orden y salió a Tierra de Nadie. Fuese por lo que fuese, o ante la posibilidad de que fuese un movimiento diversorio, el ataque de los Yorkshire cogió a los alemanes desprevenidos y consiguieron poner un pie en la trinchera enemiga. A las cuatro de la tarde, a la hora correcta, salió el 6º de los Yorkshires sin cobertura artillera. Los alemanes, perplejos otra vez ante la posibilidad de otro ataque diversorio tampoco reaccionaron. Los Yorkshire se unieron con los West Yorkshire en la zona sur del Stuff. No se consiguió mucho más aparte de controlar este sector. Durante dos días se intensificaron los combates cuerpo a cuerpo por el sector norte del reducto pero la artillería británica no pudo ayudar ante la dispersión de las tropas y su dudosa localización. Los alemanes resistieron.

Thiepval




Mientras los Yorkshires presionaban hacia el norte, la 18ª División tenía la misión de capturar Thiepval y el reducto Schwaben. Thiepval estaba defendida por un batallón veterano. El 180 IR de Württemberg estava allí desde el otoño de 1914 y había fortificado la posición de forma exhaustiva. Thiepval estava surcada de norte a sur por cinco líneas de trincheras. La más meridional y cercana a las líneas británicas (Joseph) se encontraba a unos 300 metros de la población; la siguiente, llamada Staufen, estaba a unos novecientos metros más atrás y la tercera (Grandcourt) se hallaba un kilómetro más allá. A banda de las tres líneas de defensa, los restos del castillo de Thiepval con sus laberintos subterráneos así como los escondites que surgían de la carretera que iba a Pozières hacían de Thiepval una formidable fortaleza. Cuatro batallones participaron en el asalto del 27 de septiembre: el 8º de los Suffolk, el 10º de los Essex (ambos brigada 53ª), y el 12ª de los Middlesex y el 11º de Fusileros reales (54ª). Suffolks y Essex tenían la misión de conquistar la parte oriental de Thiepval. A la hora zero (12.35 pm.) cuando las primeras oleadas saltaron la trinchera tras la cortina de fuego ocurrió un hecho curioso. Los Suffolk, a la derecha del ataque y en mitad de Tierra de Nadie, se encontraron con un grupo de soldados alemanes, que medio desnudos y vociferando, se querían rendir. Los Suffolk aunque sorprendidos siguieron su avance hacia las trincheras enemigas viendo como los alemanes hacia el camino inverso hacia las líneas británicas. Finalmente y a pesar del 'inesperado' encuentro, los Suffolks llegaron hasta la Zollern trench, a la misma altura donde los hombres de la 33ª brigada (11ª división) también había frenado su avance. Poco después los Essex también controlaron el área pero cuando iban a avanzar un poco más un potente fuego de ametralladora desde el noroeste de Thiepval los frenó. La fase más complicada del asalto a Thiepval se asignó a la 54ª de Shoubridge, que preparó la operación al milímetro. A banda de reforzar los dos batallones con más tropas, destinó a cada una de ellas una companía de 'limpiadores' para eliminar cualquier resistencia en el laberinto subterráneo de Thiepval. Se destinó además otro batallón en reserva en caso de que se requiriese una 'limpieza' en profundidad. La 54ª contó también con el apoyo de dos tanques. El avance fue muy duro desde el inicio. Las trincheras y refugios estaban por doquier. La artillería se había empleado a fondo pero no consiguió neutralizarlos todos. La cortina de fuego tampoco funcionó muy bien en la fase inicial y el progreso de la infantería fue mucho más lento que la progresión del bombardeo. Los combates en las ruinas de Thiepval degeneron en luchas cuerpo a cuerpo y duelos granaderos. A pesar de ello, los Middlesex lograron poner un pie en las ruinas del castillo de Thiepval pero allí fueron castigados por su flanco derecho hasta que uno de los tanques destruyó el nido de ametralladora que los fustigaba. La posición quedó asegurada pero cualquier avance más allá parecía imposible por los francotiradores y las ametralladoraa situadas en los múltiples cráteres y tras montones de ruinas. A las 3 y media de la tarde la parte noreste de Thiepval resistía y los efectivos de los Middlesex y los Fusileros reales estaban agotados. El batallón de reserva se unió al ataque pero una falta de coordinación con la cortina de fuego dispersó parte de las tropas. Solo una compañía sin oficiales llegó a la vanguardia para proseguir el avance pero la falta de efectivos aconsejó consolidar la posición a la espera de nuevos refuerzos. La 54ª no había logrado aún limpiar la parte noroeste. Pero cualquier avance hacia el reducto Schwaben requería la captura total de Thiepval. Los mandos decidieron que el golpe definitivo sería al alba del 27 y que lo realizarían dos compañías de los Bedfords al mando del capitán Keep. A las 5.45 am. los Bedfords, guiados por dos oficiales de los Fusiliers que conocían el terreno, se aproximaron al máximo de las posiciones enemigas. El envite final se encomendó a la compañía C del 7º de los Bedfords. A las siete de la mañana, el teniente 2º Thomas Adlam y un reducido pelotón lanzaron un ataque de gran contundencia. Progresando de cráter en cráter, Adlam y sus hombres lograron neutralizar a la guarnición enemiga a base de granadas y fuego de ametralladora. Lo extraordinario de la hazaña no es que Adlam fuese herido varias veces y continuase adelante sino que la mayoría de bombas de mano usadas contra los alemanes fueron recogidas por los ingleses a medida que se acercaban a las posiciones enemigas. La toma final de Thiepval supuso la captura de 70 prisioneros alemanes, amén de los 80 muertos que había dejado el asalto de los Bedfords. Con Thiepval en manos británicas, el siguiente objetivo era el reducto Schwaben. Thiepval se había resistido desde el 1 de julio.

Reducto Schwaben





Ivor Maxse, uno de los mejores generales del ejército británico y comandante en jefe de la 18ª división, sabía por diversas fuentes (especialmente por los mandos de la 36ª División) que el Schwaben era el reducto más inexpugnable de la segunda línea alemana. Contaba con un auténtico dédalo de trincheras y posiciones subterráneas con capacidad para albergar un puesto sanitario y un complejo de conexiones teléfonicas. Las informaciones de los Ulstermen (36ª división, 1 de julio) le fueron muy útiles pero Maxse pecó de prudente. Consciente el 27 de septiembre que los batallones de las 53ª y 54ª estaban muy diezmados (1500 bajas, un 40% de su total) ordenó posponer el ataque para el día siguiente con refuerzos de la 55ª. El asalto al Schwaben comenzó el 28 de septiembre y se suspendió el 6 de octubre, con la parte noroeste aún en manos alemanas. Maxse empleó ocho batallones. La artillería cubrió el avance hasta el reducto, pero una vez en el laberinto de trincheras y refugios el asalto tomó otro cariz. Los combates fueron terribles, sobre todo en los puntos 45 y 65 situados al sur del reducto. Los primeros en atacar ese punto fueron el 7º de los Queens y el 8º de los Suffolk. Desde sus posiciones al sureste, sin apenas cobertura y con un terreno impracticable (la noche antes había llovido abundantemente), el asalto fue frenado por el fuego procedente del punto 65. Ante tal estancamiento, y diezmados por la artillería alemana, un capitán de los Queens (Hugh Longbourne) decidió realizar un ataque casi suicida para neutralizar los nidos de ametralladora del punto 65. Bolsa de granadas en mano, y saltando de cráter en cráter, Longbourne logró llegar hasta uno de los nidos y eliminarlo. Las granadas se agotaron. Pero al poco llegó un tirador (Waldron) con más munición y se entabló un combate de casi una hora entre la ametralladora alemana y los dos hombres de los Queen's. Durante ese tiempo se le unió el sargento Parker, que junto a Waldron, siguió cubriendo a Longbourne. Longbourne decidió lanzar las dos últimas bombas y cargar contra el nido con Parker y Waldron abriendo fuego. Cuando llegaron al punto encontraron a más de 15 soldados muertos y una pequeña guarnición de unos cincuenta hombres que hicieron prisioneros. La captura del punto 65 abrió la puerta a eliminar el 45 a base de partidas de granaderos. Pero si fue difícil conquistarlo más lo fue retenerlo. A las seis de la mañana del 30 de septiembre la artillería alemana se cebó con las unidades del 8º de los East Surrey que ocupaban las trincheras, obligándolas a retirarse. El punto se reconquistó durante una operación para ocupar la parte norte del reducto pero otra vez la artillería alemana castigó a las tropas ocupantes y fue necesario retirarse, hasta que el 2 de octubre fue definitivamente consolidado por los británicos. Para el 2 de octubre la 18ª de Maxse ya había sido relevada tras capturar la parte norte del Schwaben con un coste de 2000 bajas.

Conclusiones
Al final de la batalla por la cresta de Thiepval los británicos habían avanzado entre 900 y 1800 metros en frente de unos 5,5 kilómetros. A pesar de los éxitos, no controlaban totalmente la línea de la cresta: la trinchera Regina y algunas secciones de los reductos Schwaben y Stuff seguían en manos alemanas. Las bajas habían sido muy duras. Se calcula que unas 8.000 entre la 11ª y 18ª División más 4.000 canadienses. Se desconocen las alemanas pero teniendo en cuenta la ferocidad de los combates estuvieron a la par de las británicas. La batalla por Thiepval confirmó una de las lecciones más duras del Somme: sin un apoyo artillero adecuado, tanto previo como durante el ataque, cualquier asalto de la infantería por más bien entrenada que esté o por muy valiente o sacrificada que sea está condenada a un desastre total y sangriento. Thiepval fue la muestra. Sin una protección artillera consistente las tropas canadienses no podrían haberse acercado a solo 800 metros de la trinchera Regina, igual que los británicos a los alrededores de la granja Mouquet y los reductos Zollern, Stuff y Schwaben. Si Thiepval no hubiese sido castigada duramente por la artillería hubiese resistido como lo hizo el 1 de julio. Los combates por Thiepval, la granja Mouquet y los reductos también fueron una clara muestra del potencial combativo de las tropas de los Nuevos Ejércitos de Kitchener y de las colonias. La artillería tuvo un papel destacado en la consecución de algunos éxitos pero la infantería fue determinante. La dificultad del campo de batalla (refugios subterráneos, bodegas, cráteres, etc.) y acarnizados combates cuerpo a cuerpo pusieron de manifiesto que el coraje y el arrojo de los soldados británicos no profesionales, así como su espíritu de sacrificio estaban fuera de duda.
La campaña del Somme no terminó hasta noviembre, pero Thiepval demostró que la tenaz resistencia alemana podía ser quebrada.

Fuentes
• Maxse, Ivor, Sir. 18th Division in the Battle of the Ancre, 1916.
• Miles, W. Military Operations, France and Belgium, 1916: 2nd July 1916 to the End of the Battles of the Somme. History of the Great War Based on Official Documents by Direction of the Historical Section of the Committee of Imperial Defence II. London: HMSO, 1938, 1992.
• Philpott, W. Bloody Victory: The Sacrifice on the Somme and the Making of the Twentieth Century. London: Little, Brown, 2009.
• Prior, Robin; Wilson, Trevor. The Somme. London: Yale, 2005.
• Stedman, Michael. Thiepval. London: Pen & Sword, 2006.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Los desiertos blancos, el Somme por William Orpen (agosto 1917)


'Nunca olvidaré mi primera visión del Somme de aquel verano. Durante la primavera era solo era barro, algun charco de agua, cráteres y más barro. Era la estampa más triste y deprimente de la desolación que alguien pueda imaginar. Sin embargo, en el verano de 1917 su belleza no podía expresarse con palabras. El lúgubre y plomizo barrizal había mudado a un blanco puro y deslumbrante. Campos de blancas margaritas y rojas amapolas junto algun bleuet disperso se extendían por millas y millas. El cielo azul profundo, plagado de mariposas blancas, que se ... a la ropa. Parecía un paisaje de cuento, pero en lugar de hadas solo había cruces blancas marcadas con la inscripción 'soldado británico desconocido'. (Más tarde, todos estos cuerpos fueron desenterrados, identificados en su mayoría e inhumados otra vez en cementerios miliatres). A través de las cortinas de mariposas blancas, alguna libélula azulada rasgaba el aire con el canto de las alondras ensordecido a menudo por el zumbido de un avión en las alturas. Todo brillaba bajo el calor. Uniformes, canones, todo lo que se había abandonado al cesar el fragor de la batalla se cocía al sol bajo una preciosa combinación de colores blancos, grises y dorados. Las únicas tonalidades oscuras eran el color bronce-óxido de las alambradas y el negro de un gato que vivía en uno de los refugios que permanecía semienterrado en la calle principal de lo que un día fue Thiepval'. 

De esta forma entre poética y prosaica describió William Orpen su segundo encuentro con el Somme. Era el agosto de 1917 y esta instantánea sería la que permanecería no solo en su retina sino en el oleo de su serie sobre el Somme. Blanco, ocre dorado y motas de verde fueron la combinación más común junto al azul cobalto y al liláceo vespertino para cubrir los cielos. El Somme para Orpen era un campo de batalla pero sobre todo un paisaje. Un paramo desértico que acabaría tiñiendo blanco en múltiples gamas. Orpen abjuró del plomizo, hasta el extremo de blanquear los pocos dibujos que se incluyeron en la serie.
Orpen era un testigo de la guerra, pero fue sobre todo un espectador. Un espectador de paisajes de guerra vacíos. Una vacuidad que ese agosto del 1917 le permitirá ir y venir de Péronne al Somme, a las antiguas líneas británicas. Durante sus paseos y excursiones a los antiguos campos de batalla apenas dejó sin explorar o describir. Curiosamente allí coincidiría con una de las personas que mejor acabo describiendo el Somme: John Masefield. Fueron jornadas de silencio contemplativo, que el poeta aprovecharía para escribir su preciosa The Old front line y que el artista irlandés recrearía en sus lienzos. 

An onlooker in France, 1917-1919
Orpen fue nombrado artista oficial de guerra a principios de 1917, siendo embarcado para Francia en abril de ese mismo año. Sus comienzos y aclimitación no fueron del todo óptimos, pero al poco se vio retratando la cotidianidad de la retaguardia. Primeros contactos con el Somme para luego partir hasta el saliente de Ypres donde estuvo hasta finales de julio. De este breve periodo destacan sus pinturas de Cassel, un precioso y pequeño pueblo tras las líneas aliadas. Poco después volvía al Somme. Su red de contactos se fue ampliando hasta que un día el general Charteris ... le aconsejó (y conminó) que se moviese a su antojo y pintase lo más que le interesase, siempre dentro de unos límites que el irlandés respetaría. Al poco, y acompañado de un asistente, Orpen fue recorriendo el labertinto de las antiguas líneas del frente y los escenarios más emblemáticos del Somme. La Boisselle, Ovillers, Courcelette, Thiepval, Pozières, Grandcourt, Miraumont, Beaumont-Hamel, Bazentin-le-Grand, Bazentin-le-Petit, Mametz o Fricourt fueron algunos de los lugares que visitó para describir el horror del Somme.
Orpen, sin embargo, no estuvo solo durante sus periplos por el ancient Somme. El desplazamiento del frente más allá de Péronne a inicios de 1917 permitió a británicos y franceses el ordenamiento del territorio. El terreno seguía plagado de derelictos de la guerra en forma de tanques destruidos, refugios y bodegas semisepultados, todo tipo de maquinaria de guerra y demás, pero sobretodo sembrado de restos humanos y un sinfin de tumbas dispersas por toda su orografía. 
En sus memorias no elude hablar de los muertos. Es más, reconoce sin tapujos que en más de una ocasión se dedica a dibujarlos como parte del paisaje. Incluso cuenta una anécdota un tanto misteriosa. Explica que, una tarde de agosto, retratando los restos de un soldado británico y otro alemán, comenzó a sentir una especie de pánico. Asustado y ante la posibilidad de que fuese un golpe de calor, decidió retirarse unos pasos para ponerse al abrigo de la sombra de un arbol desmochado. Recuperando la noción del momento, de repente, cayó de espaldas golpeándose ligeramente la cabeza contra el suelo. Debido al resbalón empujó sin querer el caballete que a su vez golpeó una de las calaveras que estaba dibujando, haciendo que ésta fuese a parar encima del lienzo caído. Orpen no detalla su sentir aunque confiesa que en ese momento consideró más oportuno dejar de trabajar y volver hacia el coche a media milla de distancia. Orpen, sin embargo, no dejó el asunto y esa misma noche decidió compartirlo con un artista francés, mutilado en 1914, llamado Joffroy. Éste, intrigado, accedió acompañarlo hasta ese lugar. Al día siguiente no obstante, Orpen decide continuar su trabajo unos cientos de metros más al sur, sobre los restos del bosque de Thiepval mientras Joffroy visita el lugar. Tras un par de horas de tomar notas Orpen va a buscar a Joffroy al que encuentra tirado en el suelo, medio desmayado. Tras incorporarlo le pregunta por lo sucedido y Joffroy le contesta que se había desmayado por el olor a podredumbre de los cadáveres, a lo que Orpen le replica que es imposible. Joffroy insiste y le pregunta si ha visto que la calavera aún tiene un ojo. Orpen, sorprendido, le dice que no, que ninguna de las calaveras conserva ningún ojo. Recuperado del susto, Orpen y Joffroy deciden partir. Orpen, lacónico, acaba la historia afirmando que 'there must have been something strange about the place' y deja al lector su propia interpretación.

Somme 1917, desierto blanco
El antiguo sector del Somme como cualquier zona de combate del frente occidental es un caos de trincheras, refugios, cráteres y restos de bosques o villorrios. William Orpen no deja nada en la paleta. Su serie de oleos y dibujos sobre el Somme es un recorrido exhaustivo. Thiepval, el reducto Schwaben, La Boiselle o Mametz focalizan su atención. Orpen juega contraponiendo los efectos de la batalla al espectáculo natural. Todos sus lienzos reflejan un claro contraste entre la aridez y el horror de la guerra con el manso e inexorable retorno a la naturalidad del entorno. Campos invadidos por especies vegetales que al tueste solar van cogiendo un color que apacigua la crudeza de los combates y disimulan los restos del horror. El artista irlandés también se adentra en el horror de las trincheras, detalla cuerpos, restos de uniformes y demás enseres como cascos y demás, pero siempre con el marco de un cielo adornado con colorez azulados que devuelven al espectador al punto original. No obstante, lo que hace original a la obra de Orpen sobre el Somme es su uso omnipresente del blanco. 
El sector del Somme se asienta sobre un suelo estratigráfico dominado por la caliza. Una caliza blanca y profunda que sobresale por doquier. Una caliza que emergió del subsuelo al cavarse las primeras trincheras y que se convierte en la nota común en todo el frente. Orpen detalla como nadie ese contrapunto blanco con el cielo cobalto, aunque las primeras fotografías de la RFC en 1916 para planear las ofensivas de julio ya detallan un dédalo de trincheras blancas desde el aire. Lo blanco se distingue perfectamente del terreno gris machacado por la artillería. 
Orpen no saca a la luz el blanco de las caliza, es la caliza de las trincheras y las minas la que lo ciega. Orpen solo juega al contraste. Se podría considerar que Orpen sube la intensidad cromática de forma artificiosa. Podria ser, pero no es vano. Orpen busca ante todo mostrar que la naturaleza sigue su curso y que tras un bosque o villorio borrado de la faz de la tierra se extiende una franja de verdor y vida sin límites en el horizonte. No todo en el Somme es blanco. Los inmensos cráteres de la Boiselle o la destrucción de Thiepval configuran un desierto blanco en que, sin embargo, los oasis verdes comienzan a sobresalir. La naturaleza se irá imponiendo. Es la idea que subyace en la obra pictórica de Orpen y sobre todo en sus primeras impresiones al contemplar el Somme en la canícula de 1917.

El gran cráter (The Big crater). Somme. Día claro. Vistas desde las trincheras británicas opuestas a La Boisselle, mostrando la línea alemana y los cráteres de las minas (The Somme: A Clear Day. View from the British trenches opposite La Boiselle, showing German front line and mine craters).



Ambos cuadros reunen todos los ingredientes de Orpen para el Somme: la caliza reluciente al sol y cegadora, trincheras blancas que surcan mares de hierba, cráteres de minas como volcanes de lava blanca que rompen la monotonía, incipientes muestras de vida como margaritas u otras flores y un cielo que contrasta con la blancura y verdor de la tierra.
En El gran cráter Orpen juega con los claroscuros que le ofrecen las nubes con franjas más o menos iluminadas, sacando a la luz el conjunto de trincheras blancas que se intuye a lo lejos y que contrasta con un pequeño mar de verdor entre la loma al sol y el impresionante cráter blanco de de mina que se encuentra en primer plano.
La peculiar y uniforme orografía del viejo sector del Somme no ayuda a la situación exacta de las grandes panorámicas de Orpen. Estas dos, a banda de su lacónica descripción, se podrían situar a banda y banda de la carretera que va de Albert a Bapaume, en la que partiendo de ésta se observa un ligero repunte hacia los extremos. 
El gran cráter, producido por la mina que estalló el 1 de julio frente a las líneas alemanas en La Boiselle, es muy probablemente el Lochnagar crater. El sector elevado que se observa desde el cráter Lochnagar es la parte sur de Ovillers, quedando la carretera Albert-Bapaume casi oculta, excepto en la esquina derecha del cuadro. Al norte, a la derecha del cuadro, se iría hacia Bapaume y al sur, izquierda del lienzo hacia Albert. Por su parte, las Vistas desde las trincheras británicas opuestas a La Boiselle ofrecen una visión casi complementaría a la anterior. Situado el espectador en la antigua línea de frente británica, la del 1 de julio, a la derecha del cuadro se podría identificar La Boiselle y su cráter blanco (Lochnagar crater) y a la izquierda del lienzo Ovillers, encontrándose la carretera que lleva a Bapaume en dirección norte junto a la depresión que los británicos bautizaron como Mash valley. Otro elemento que ayuda en la localización sería la formación de caliza que aparece en la parte izquierda y que podrían ser los restos de la 'Y Sap'. Sea como fuere esta perspectiva de la antigua línea de frente británica secuestró la atención de Orpen, que dedicó media docena de óleos al sector Ovillers-La Boiselle en su primera serie de 'desiertos blancos' del Somme.


Cabe decir que el dibujo La carretera a Bapaume, frente a La Boiselle ayuda en la localización de las perspectivas de Orpen. El plano muestra un pequeño convoy de avituallamiento en dirección a Bapaume ya que la carretera en ese sentido tiene una cierta elevación. Así, de frente, el artista muestra la parte sur de Ovillers y en el lado izquierdo del lienzo asoma la que puede ser la carretera que iba desde la general hasta la localidad de Authuille, bordeando el Ancre y llegando hasta Thiepval, Saint Pierre Divion y demás pueblos del valle del Ancre. Este cuadro no es solamente útil como herramienta topográfica sino que reitera la refuerza la idea de Orpen sobre el nuevo paisaje del Somme plagado de pequeños desiertos blancos. Obviando la indefinición (incluso cromática) del primer plano, Orpen reitera la idea de contraste los verdes incipientes de los campos , los ocres y pastel de la tierra devastada completada con trincheras de blanca caliza. 

Thiepval
Reordenando las rutas de Orpen por el Somme, decido seguir por la vieja y estrecha ruta desde el sur de Ovillers para ir hacia Thiepval por la vertiente norte del Ancre. Hoy en día sería la carretera con nomenclatura D20, que llegados a Authuille muta en la D151, pasando por Thiepval y Grandcourt, hasta llegar a Maricourt donde muere. Se trata de una carretera plagada de bosques dispersos a banda y banda, pero que en 1917 había sufrido el inevitable impacto de la guerra. El sector de Thiepval ha sido quizá el más castigado durante la ofensiva del Somme. Los ataques arrancan en julio pero no terminan hasta principios de octubre cuando se toman definitivamente las últimas posiciones y reductos fortificados al norte del pueblo. Thiepval es arrasado literalmente. Apenas una pared de dos palmos sobresale entera del suelo. Thiepval es un queso gruyere no solo por el efecto de los obuses y sus cráteres sino por las decenas de bodegas y refugios que sirvieron de defensa a los alemanes. Thiepval es ya un páramo lunar, un desierto blanco que ocupa en la serie de Orpen sobre el Somme un lugar preeminente. La serie Thiepval, con sus variantes, suma un total de ... piezas si se suman las del reducto Schwaben y algún refugio devastado localizado muy probablemente en ese sector. El conjunto de Thiepval presenta una monotonía cromática dominada por las diferentes tonalidades del blanco y las frías variables del azul. Orpen explora y transita por los restos del pueblo de Thiepval, deambula por el bosque de Thiepval, se adentra en algún cráter como en La Boiselle, desciende a una trinchera devastada y cubierta de restos humanos y objectos y retrata la descomposición.



Thiepval
El óleo Thiepval condensa el sentir de Orpen sobre el Somme: ruinas, restos humanos y desolación. El pintor ahonda en su exploración sobre el binomio caliza-cobalto pero añade, a diferencia del sector de La Boiselle, el factor humano. La presencia de restos humanos en sus lienzos es habitual, forma parte de su paisaje corriente. Orpen no se censura y a la larga le creará problemas, en especial por su obra Al soldado desconocido en Francia (To unknown solider in France) sin referencias al Somme, pero muy mal digerida en el Reino Unido. 
La composición estudiada del cuadro muestra en un primer plano los restos de dos cuerpos (calaveras y algun fémur o húmero), objetos no identificados y los jirones de algún uniforme. Ideado compositivamente en pirámide, en el segundo plano se intuyen de forma plástica las ruinas de alguna construcción por la cantidad de estructuras en madera que sobresalen. La escena representa la imagen fija de lo que pudo ser uno de los múltiples combates que hubo en Thiepval durante el 26 y 27 de septiembre de 1916 en los que se conquistó la posición a base de un bombardeo sistemático y de combates casa por casa entre tropas británicas y alemanas. Antes de levantar la vista hasta la perspectiva celeste, Orpen nos regala en forma de amapola su recurrencia hacia la naturaleza victoriosa. Thiepval, como el resto de pueblos del Somme, es un desierto blanco donde a pesar de la devastación la naturaleza y la vida se abren paso. Las amapolas, elemento central en el imaginario británico de la Gran Guerra, cumplen aquí una doble misión: son un memento para el soldado caído y personifican la vuelta a la vida de un paisaje humano devastado. A un tercer nivel, la bóveda azul - medio oculta tras las omnipresente neblinas del Somme, aparece en todo su esplendor. El azul contrasta con la blancura desértica y silenciosa del antiguo Somme y le proporciona al paraje una triste serenidad. Orpen comienza a introducir lo que será una constante en la rememoración del Somme: una solemne y respetuosa paz. 

El bosque (y la trinchera) de Thiepval


El bosque y la trinchera de Thiepval (Thiepval wood) siguen la misma estructura y mensaje que el lienzo anterior: a la tormenta le sigue la calma. Una calma blanca y silenciosa en la que los restos humanos y los ecos de la guerra son engullidos por la caliza y el azul del cielo. En el caso del bosque la amalgama informe de troncos y tocones convive con grupos de margaritas que surgen aquí y allá de la nada. Cascos, granadas y demás enseres ceden a la naturaleza, que inexorablemente se abre paso tras la barbarie. Oasis de vida en un gran desierto blanco. La escena de trinchera ofrece el mismo marco compositivo que el anterior. Aunque se trata de un dibujo acuarelado -sin el aparáto cromático de los dos anteriores-, el detallismo en la descripción de los restos de la trinchera introduce una idea nueva: el Somme ha engullido por igual a los dos contendientes. El Somme se ha transformado en un inmenso mausoleo, en el que bajo la caliza ardiente de verano yacen miles de cuerpos de ambos bandos. La reiteración de Orpen al representar numerosos restos humanos mutilados o sin identificar bien podría interpretarse como un homenaje a todos aquellos soldados desconocidos o desaparecidos en combate. Orpen cuenta sobre su experiencia en el Somme que durante sus paseos y excursiones coincidió con grupos o partidas de soldados que se dedicaban a localizar tumbas dispersas y restos humanos para concentrarlos y volverlos a enterrar en cementerios militares creados ad hoc. Muy probablemente al contemplar el macabro espectáculo despertó en Orpen la necesidad de plasmar como una instantánea aquellos lugares en los que todavía permanecían restos de soldados insepultos. 

Refugio artillero en una trinchera, Thiepval y Alambrada alemana en trinchera, sector de Thiepval (Gunner's shelter in Thiepval y German wire in a trench, Thiepval)


Orpen recorrió el sector de Thiepval de forma intensa y escudriñó todos los rincones para testimoniar la crudeza de los combates. Tanto el Refugio artillero como Alambrada alemana en trinchera mantienen el mismo esquema compositivo y conceptual que las dos obras comentadas con anterioridad. En el Refugio, Orpen se sumerje en el infierno claustrofóbico de la trinchera. Nada por la caliza que da forma a sus desiertos y escucha el silencio de los derelictos de la guerra. Orpen insiste en equiparar a los muertos. Dos cascos, uno británico y otro alemán aparecen como si fuesen piezas de fruta en un bodegón holandés. Completan la escena un capote medio destrozado colgando de una pared de chapa que sostiene unos de los parapetos de la trinchera. Al fondo y como reclamo el hueco que insinúa el refugio. Una entrada al refugio casi sepultada bajo el manto de la sempiterna de la caliza que se derrite al sol y da color al nuevo desierto del Somme. A pesar de nadar por el mar de caliza, Orpen no olvida que se encuentra bajo la protección del azul celeste.
Alambrada alemana en trinchera sigue el mismo patrón que la Trinchera de Thiepval. La magistral descripción de la trinchera sinuosa y el grado de detalle en los árboles devastados por la artillería son impresionantes. Orpen logra con la acuarela un grado de realismo fuera de lo común. Curiosamente solo colorea el azul del cielo y el ocre óxido de las alambradas en el último plano. La ausencia de color se explicaría por la monotonía cromática del terreno.

Reducto Schwaben y La Butte de Warlencourt (La loma de Warlencourt)


Considerado uno de los puntos fortificados más inexpugnables del sector del Somme, el reducto Schwaben resistió el empuje británico hasta primeros de octubre de 1916. Su fama de inexpugnabilidad y el gran número de bajas necesarias para conquistarlo le otorgaron un status especial, que Orpen decidió inmortalizar. Convirtió el reducto en otro desierto blanco. Tocones , ruinas y calizas bajo un inmenso cielo azul. 
Reducto Schwaben no presenta ninguna novedad respecto a otras obra de la serie. Al contrario reitera el leitmotiv de Orpen en el Somme: pintar el silencio blanco y azul de un campo de batalla ya vacío. 
El mismo silencio blanco pero con otros matices está presente en La Butte de Warlencourt. Punto de infausto recuerdo, como el resto del Somme, la butte (la loma o montículo) de Warlencourt epitoma el sentir de Orpen sobre el Somme de 1917. La loma blanca se eleva sobre un mar de hierba en plena resurección después de los combates, parece más un oasi que no un desierto. Los desiertos blancos no lo son tanto por su extensión, como por la ausencia de vida y su extrema blancura. La butte de Warlencourt insinua el fin del infierno del Somme como orografía. Es casi el último espacio desértico antes de llegar a Bapaume. La butte marcaría el final de la rutas que cruzan el desierto blanco del Somme que parte de las viejas trincheras británicas. 

Desde un punto de vista plástico podría decirse que el penoso avance británico iniciado el 1 de julio de 1916 (y que duría más de nueve meses) por los blancos páramos del Somme se asemeja más a la travesía bíblica por el desierto que a una campaña militar. Los desiertos del Somme aluden a la nada. Durante los interminables meses de la ofensiva el Somme se convierte en una inmensa Tierra de nadie con todos sus elementos: orografía lunar (cráteres, zanjas, trincheras, etc.), ausencia de cualquier tipo de vida, miles de restos humanos desperdigados por el terreno, tumbas sin identificar o destruidas, aniquilación absoluta de pueblos, cultivos y bosques, gran acumulación de material de guerra inservible (sin contar los miles y miles de proyectiles enterrados sin explotar), etc. Todo este panorama es el que se encuentra William Orpen durante su estancia en el frente del Somme. Pero no fue el único en retratar los eriales del Somme. Artistas y dibujantes como Muirhead Bone, William H. Dyson, Fred Leist, Adrian Hill y muchos otros interpretaron el Somme de otra forma aunque con los mismos ingredientes. Los unos se centraron en la devastación de lo humano, los otros en lo material o en dibujar decenas de tanques destruidos, pero los más fijaron su mirada en el simple paisaje y en describir el Somme como un eterno silencio blanco.

Fuentes
Masefield, John. The Old front line or The Beginning of the Battle of the Somme. London: Heinemann, 1917.
Orpen, William. An Onlooker in France, 1917-1919. London: Williams & Norgate, 1921. Versión digital.
La colección Orpen sobre el Somme se encuentra en el Imperial War Museum.

jueves, 11 de septiembre de 2014

El Somme desmitificado: la batalla por Thiepval, 26-30 de septiembre 1916 (I)


Los inesperados éxitos británicos frente a Montauban y Mametz y el enérgico avance francés por el flanco derecho el 1 de julio de 1916 cambiaron la estrategia a seguir en el Somme. Los desastres al norte (Beaumont-Hamel, Serre) y en el centro del ataque (Ovillers, La Boiselle) convirtieron el sector de Thiepval en el punto sobre el que pivotaría el resto de la ofensiva. Los peores pronósticos se cumplieron y el Big Push se convirtió en una guerra de desgaste sin cuartel que los políticos habían querido evitar a toda costa. Durante los meses y semanas que siguieron los nombres de Trônes, Bazentin, Fricourt o Delville entraron a fuego en la historia militar de la Gran Guerra. En el sector al sureste de Thiepval, los avances británicos, australiano y canadiense se iba sucediendo con cuenta gotas a un ritmo de bajas casi inasumible. Fricourt, Ovillers o La Boiselle -que habían resistido enconadamente los ataques del 1 de julio- fueron cayendo. Pozières pasaba a ser un objetivo de máxima prioridad: era imprescindible para asegurar el flanco izquierdo más allá de la cresta de Thiepval, al este. La conquista y consolidación de Pozières (23 de julio - 7 agosto) supusieron el bautismo y el primer sacrificio australiano en Europa. No obstante, y a pesar de la caída de Pòzieres, Thiepval -firmemente defendida- seguía siendo el mayor obstáculo para cualquier avance en el sector del Somme.
Desde Thiepval se controlaba la parte septentrional de la cresta del mismo nombre, así como el terreno al norte del Ancre (y su valle) que iba desde Beaucourt, pasaba por Beaumont-Hamel y Serre llegando hasta Gommecourt. A banda de su situación estratégica, los alemanes decidieron reforzar la posición durante los meses de julio y agosto al percartarse de su extrema importancia como eje en el ataque británico. La inactividad británica permitió en parte que los alemanes fortificasen eficazmente sus posiciones con total tranquilidad. La línea de frente (Joseph trench) junto a otras cuatro líneas de defensa (Schwaben, Zollern, Hessian y Stuff trench) fueron renovadas, reforzadas y conectadas con otros puestos fortificados como la granja Mouquet o los reductos Schwaben y Zollern. Junto al dédalo de trincheras, los restos de Thiepval se encastillaron de tal forma que los mandos británicos tuvieron que modificar sus tácticas de guerra. Los combates en el Somme, como había sucedido en Verdun, cambiaron tanto el despliegue defensivo como las maniobras de ataque. El devastador bombardeo de las posiciones alemanas y el brutal coste en bajas provocó que el mando alemán optase por una defensa abierta, con pequeñas unidades distribuidas a través del terreno y con parapetos como cráteres, bodegas o ruinas. Durante el bombardeo y el ataque británico abandonaban los parapetos y refugios dispersándose a campo abierto tras las defensas que les proporcionaban los cráteres y otros montículos de cascotes o ruinas. La defensa alemana ganó, sin duda, en elasticidad y eficiencia. Evitó la destrucción en masa de unidades parapetadas en trincheras semiderruidas e indefendibles y, sobre todo, confundió a los mandos británicos sobre el poder de sus bombardeos y el porqué de la increible resistencia alemana. El mando alemán logró que posiciones enteras resistiesen durante semanas con puñados de soldados dispersos de cráter en cráter al mando de una o dos ametralladoras y una bolsa de granadas.
Pozières, High y Delville Wood o Guillemont fueron anticipando el nuevo despliegue táctico, pero los combates por Thiepval y su sector fueron la consumación, el súmmum. Thiepval se convertió por méritos propios en el paradigma de la adaptación al terreno, de la elasticidad defensiva y de la improvisación en tácticas de ataque.

Previa
El 3 de setiembre dos divisiones del IIº Cuerpo (39ª y 49ª) atacaron al norte de Thiepval. La 49ª llevó el grueso de la operación. Tras un breve bombardeo atacó frontalmente el reducto Schwaben. No hubo sorpresa. 1.800 bajas y ni un solo metro de terreno ganado. Gough y Jacob (comandante en jefe del IIº Cuerpo) culparon a las tropas de falta de compromiso y coraje. Curiosas apreciaciones si se tiene en cuenta que los batallones implicados perdieron entre un tercio y la mitad de sus efectivos atacando uno de los puntos mejor fortificados del Frente occidental. Haig, tras los combates de Flers-Courcelette el 15 de septiembre, insistió a Gough en que debía aprovecharse el momentum y que era indispensable tomar el resto de la cresta de Thiepval fuese como fuese. Las tropas de Gough se unirían el 25 de septiembre a una operación conjunta con Rawlinson a su derecha y los franceses más al sur. El desgaste de sus divisiones le obligaron a plantearse un breve paréntesis pero las escaramuzas (y las bajas) se siguieron a lo largo de esas dos semanas en los alrededores de la granja Mouquet (Mouquet Farm). Por cuestiones que aún no están muy claras - quizá por la participación de los tanques - la batalla por Thiepval se planeó para un día después de lo programado, el 26 de septiembre pasando 35 minutos del mediodía.

Planes
Para el ataque sobre Thiepval y su cresta, Gough destinó cuatro divisiones dispuestas a lo largo de un frente de unos 5,5 kilómetros, que iban desde Thiepval y la granja Mouquet hasta las afueras de Courcelette en el sector canadiense. En el flanco derecho, la 1ª y 2ª canadienses (Byng) atacarían al norte y al este de Courcelette intentando capturar la trinchera Regina (Stuff para los ingleses y Staufen para los alemanes) situada un poco más allá de la cresta. Para ello tenían que sobrepasar y ocupar las trincheras Hessian, Zollern y Kenora, cerrando el frente a la derecha. En el flanco izquierdo de los canadienses, la 11ª División británica -en su primera ofensiva después de Gallipoli- tenía como misión conquistar la granja Mouquet y los reductos Zollern y Stuff, para luego avanzar hasta la trinchera Stuff, continuación de la trinchera Regina en ese sector. En el flanco izquierdo del ataque, los objetivos más difíciles se dejaron a las tropas de la 18ª División de Maxse, quiénes habían demostrado una gran preparación y arrojo el 1 de julio.
Tras su 'descanso' en Flandes, Gough asignó a los hombres de Maxse la conquista de Thiepval y el reducto Schwaben, que tantas bajas había causado a las divisiones 36ª y 32ª el 1 de julio y el 3 de septiembre a la 49ª. La operación presentaba enormes dificultades. El objetivo final (las trincheras Regina y Stuff) se encontraban en una vertiente opuesta a la línea de ataque y fuera del alcance de la artillería británica. Por si fuera poco, antes de llegar a ambas líneas se encontraban cinco de las fortificaciones más inexpugnables de todo el frente: la granja Mouquet, los reductos Zollern y Stuff, Thiepval y el reducto Schwaben.

A nivel de superfície los restos de la granja Mouquet eran solo ruinas. En el subsuelo, sin embargo, estaba compuesta por un triple sistema de bodegas y refugios conectados a través de túneles. Las entradas a los sótanos estaban disimuladas entre las ruinas dificultando mucho el avance de la infantería. En la teoría, una cortina de artillería en progresión (la famosa creeping barrage) podía permitir el avance sin excesivas bajas hasta la posición, pero una vez que la protección de fuego desapareciese la infantería estaba a merced de cualquier ataque procedente de las bodegas sin que la artillería pudiese evitarlo. La principal misión de la infantería británica era buscar las entradas al sistema de túneles, cegarlas y liquidar cualquier foco de resistencia. La principal amenaza alemana era el fuego de ametralladora escondido entre las ruinas y los cráteres junto a los granaderos que permanecían ocultos.
Reducir o neutralizar los reductos era aún más difícil. A diferencia de Mouquet farm, éstos se encontraban a gran distancia de las líneas británicas. La gran distancia entre las líneas obligaba a que la 'cortina de fuego' fuese perfecta, tanto en su precisión como en el ritmo que debía seguir el avance de las diferentes oleadas de la infantería (cien metros cada tres minutos). Cualquier retraso provocaría que la infantería perdiese su 'protección' y que fuese alcanzada por las ametralladoras alemanas situadas en los reductos. Por si fuera poco, los reductos también contaban con posiciones fortificadas internas, que albergaban a compañías enteras prestas para cualquier contraataque dentro de la posición. Como en el caso de la granja Mouquet, una vez la infantería se introducía en un espacio tan reducido la artillería amiga no podía ayudarles y los combates se tornaban en un verdadero cuerpo a cuerpo.
Thiepval también entrañaba sus propias dificultades. En su superfície apenas permanecía piedra sobre piedra pero bajo la posición del castillo existían cerca de 150 bodegas o sótanos, que podían alojar compañías de ametralladoras y granaderos. Como en Mouquet, la cortina de fuego podía facilitar el arribo de unidades pero una vez allí los alemanes podían emergir a la superfície y rechazar cualquier ataque con un potente fuego de ametralladora o con una lluvia de granadas.
A nivel de artillería los mandos optaron por hacer un cálculo a grosso modo y destinaron unas seiscientas piezas de artillería de campaña y unos 280 obuses de diferentes calibre para un ataque en un frente de casi seis kilómetros. En potencia de fuego, la cobertura artillera para la ofensiva contaría con el doble de munición por trinchera que el 1º de julio, pero en cambio representaría la mitad de lo lanzado en la ofensiva del 14 de julio aunque se trataba del mayor bombardeo llevado a cabo por los artilleros del ejército de Reserva.
Las baterías del ejército de Reserva (Vº Cuerpo) situadas al oeste del rio Ancre dispararían hacia Thiepval desde el oeste y cogerían al enemigo de enfilada permitiendo un ataque por tres flancos. De los casi 100.000 proyectiles que se iban a lanzar, un 40% pertenecían a piezas de gran calibre. Igualmente, des del mismo sector se llevaría a cabo un contrafuego de ametralladora que barrería la retaguardia alemana para evitar cualquier medida de apoyo. El mando británico también ordenó bombardear con gas las posiciones alemanas de Thiepval para evitar que los alemanes permaneciesen en ellas hasta el momento del ataque. El bombardeo previo comenzó el 23 de septiembre. El mal tiempo de ese día impidió, sin embargo, que los vuelos de observación comprobasen los efectos en las posiciones alemanas. Las nieblas del otoño en el Somme no daban mucha tregua aunque los días siguientes los informes confirmaron un nivel de destrucción óptimo en todo el sector de Thiepval.

Over the top
Sector canadiense (Courcelette)


El ataque comenzó a las 12.35 del mediodía del 26 de septiembre. En el flanco más oriental del ataque, la 2ª y 1ª canadiense atacaron con sus 6ª y 3ª brigadas respectivamente. El 5º y 8º batallón de la 6ª brigada atacaron por la derecha, el 14º de los Royal Montreal y el 15º de los Highlanders (48º) por la izquierda. Objectivos: sobrepasar la trinchera Zollern, luego la Hessian y prolongar el avance hasta la Regina. No lo tuvieron fácil. Los informes previos hablaban de una primera línea desocupada, pero la noche previa ataque los alemanes volvieron a ocuparla en el sector frente a los Highlanders. El avance canadiense por su izquierda (5º y 8º batallón) fue bastante limpio y sin excesivas bajas, aunque el fuego en enfilada procedente del oeste (frente la 11ª división) les advirtió que los británicos no había logrado sobrepasar el reducto Zollern. Neutralizada la trinchera Zollern y con un centenar de prisioneros, los hombres de la 6º brigada prosiguieron hacia la trinchera Hessian donde se encontraron con que 5º batallón a su derecha ya había ocupado su parte de la Hessian. A las dos de la tarde los informes que recibió el mando procedentes del 8º hablaban de que era imprescindible que los británicos neutralizasen el reducto Zollern ya que el fuego procedente de allí los estaba diezmando.
La distancia entre líneas no era muy amplia, pero los alemanes resistieron duramente hasta media tarde. Informado el mando de la toma de la Zollern/Fabeck se hicieron los preparativos para asaltar la Regina. Volvió una certera cortina de fuego pero la resistencia fue durísima. Los canadienses tuvieron que improvisar una nueva línea entre la que habían abandonado y la Regina. Los Highlanders resistieron en la nueva línea de frente hasta el alba del 28 cuando el 27ª de la 2ª división los relevó. Las pérdidas habían sido muy duras para tanto poco terreno. La trinchera Regina no caería hasta octubre durante la llamada batalla por los altos del Ancre (Ancre Heights).

Continúa en: El Somme desmitificado: la batalla por Thiepval, 26-30 de septiembre 1916 (II)

sábado, 30 de mayo de 2009

La Batalla de Pozières, 23 de julio - 7 de agosto de 1916 (II)

Viene de: La Batalla de Pozières, 23 de julio - 7 de agosto de 1916 (I)



Con las tornas cambiadas, los australianos se encontraron defiendo posiciones muy precarias. La 1ª y 3º australianas resistieron y repelieron los contraataques alemanes por cuatro días. La artillería alemana se concentró sobre Pozières. El bombardeo artillero alemán fue terrible, sobretodo el día 26. Esa noche, la del 26 al 27 de julio tuvo lugar la llamada batalla de las granadas. Un épico y maratoniano combate a granada, de unas doce horas, entre las tropas australianas, ayudadas por las británicas, y las alemanas por hacerse con el control definitivo de la cresta de Pozières, el último y gran objetivo del mando aliado del sector, aparte de Mouquet farm y Thiepval más a lo lejos. Después de todas las penurias, las exhaustas tropas australianas fueron relevadas por la 2a división australiana el 27 de julio. La única forma de acabar con la presión alemana era capturar sus posiciones al norte de Pozières y la cresta.

Gough, presionado por Haig y por su propia impetuosidad, apremió al mando australiano - Legge - para que en la noche del 28 al 29 de julio, tropas de la 2a división atacasen a los alemanes en las llamadas antiguas líneas alemanas, las OGL2 (Old German Lines), paso previo para la cresta de Pozières. Fue un terrible y costoso fracaso: 3500 bajas. Una escasa preparación -Legge no era Walker-, la impaciencia en atacar y una especie de inútiles rampas que dejaban al descubierto a la infantería fueron las causas del desastre. Incluso la 7º brigada australiana tuvo que ser retirada debido a las enormes bajas. Cuentan las habladurías que el mismo Haig reprendió a Birdwood, el comandante en jefe del 1r ejército de las ANZAC. Sin embargo, en el diario de Haig apenas hubo una mención negativa hacia el comportamiento de los australianos. El mando no cedía en su empeño. Durante cuatro días las tropas de la 2a división australiana estuvieron atacando de forma desigual en dirección a la cresta. El 4 de agosto se reanudaron los combates, esta vez mejor preparados. Se decidió atacar al crepúsculo para evitar la negra noche y la falta de referencias en el ataque. El molino -o lo que quedaba de él- fue la principal. La 2a división logró capturarlo al día siguiente, así como las 2as. antiguas líneas alemana (OGL2). La cresta también cayó del lado australiano. A pesar del éxito, las bajas fueron espectaculares.

Los hombres de la 2a división fueron relevados por los de la 4a. Volvía a ser el turno de los alemanes. Bombardearon y machacaron el sector sin descanso y desde todas sus posiciones, incluso desde Thiepval. Las primeras líneas australianas formaban un peligro saliente, y sus bajas fueron enormes. Los alemanes no cesaron en contraatacar. El último intento lo llevaron a cabo al alba del 7 de agosto. Los alemanes consiguieron sortear en algunos puntos sus antiguas líneas donde ahora se refugiaban las tropas británicas pero algunas acciones puntuales consiguieron desbaratar el contraataque alemán. Los australianos resistieron en Pozières y a lo largo de toda la línea elevada de la cresta. No hubo más contraataques de importancia. Pozières significó el bautizo de sangre australiano en tierras europeas durante la Primera Guerra Mundial. No sería el último. El precio de la hazaña: cerca de 15.000 bajas. Pero Pozières no significó el primer baño de sangre, fue el inicio de una desconfianza y de resentimiento desde las filas australianas hacia las británicas. Gough, y Haig, fueron el objeto de duras acusaciones por parte de los altos mandos australianos por proseguir costosas ofensivas a un precio irrisorio en cuanto a ganancias estratégicas.

viernes, 22 de mayo de 2009

Batalla de Pozières, 23 de julio - 7 de agosto de 1916 (I)

Batalla de Pozières, 23 de julio – 7 de agosto de 1916


La batalla de Pozières forma parte de la gran ofensiva aliada que tuvo lugar en la zona del Somme durante los meses de julio a noviembre de 1916. La ofensiva del Somme fue proyectada por el mando aliado como una operación que debía romper el frente alemán en la zona comprendida entre Thiepval-Pozières-Ginchy. En el ataque debían tomar parte unas 40 divisiones francesas y 25 británicas, pero los efectos de la batalla de Verdun redujeron a 22 divisiones la participación francesa. A pesar de que el Somme se convirtió casi exclusivamente en una operación británica, las divisiones francesas lograron notables éxitos.
En los planes del general británico Henry Rawlinson, las previsiones iniciales eran romper el frente y avanzar unos 4 kilómetros, en algunos puntos hasta la 2a línea alemana. Para ello, se programó un impresionante ataque artillero que comenzó una semana antes. En él se emplearon más de 400 piezas de artillería pesada y unas 1000 de artillería de campaña. El bombardeo finalizó poco antes de comenzar la ofensiva, el 1 de julio de 1916 a las 07.30 h de la mañana. Pero a pesar del impresionante bombardeo, las defensas alemanas quedaron en muchos puntos del frente intactas, y el factor sorpresa quedó anulado ya que un bombardeo de tanta duración e intensidad anticipaba un operación de gran envergadura con lo que el ejército alemán estaba advertido y refugiado en las preparadas trincheras y refugios de primera y segunda línea. Entre los numerosos objetivos del primer día estaba capturar la cresta y el pueblo de Pozières.
El ataque se llevó a cabo a lo largo de una línea de frente de unos 28 kilómetros y para ello, Haig decidió contar con unos 120.000 soldados del 4º ejército y con maniobras de distracción de unidades del 3º. Las previsiones fueron en extremo optimistas. El resultado fue un completo desastre. El 1r día del Somme fue un carnicería, la peor jornada en la historia del ejército británico. 60.000 bajas, de las cuales un tercio murieron. Aunque el mando británico prosiguió con su estricto plan, el estancamiento y la dispersión de los ataques provocaron que en la misma ofensiva, tuvieran lugar diferentes batallas. Y Pozières fue una de ellas.
Pozières y su famoso molino de viento ocupaban los terrenos más elevados de la cresta que iba de Thiepval a Ginchy. Al tratarse de posiciones elevadas eran la llave de la línea defensiva alemana en toda el área. La mínima, pero suficiente altitud (160 metros) les confería un excelente punto de observación sobre los movimientos británicos en todo el sector del Somme y por ello, se convirtió en una preciada presa para los mandos británicos. Formaba parte de la segunda línea defensiva alemana, aunque por su posición estaba en un punto más avanzado. La segunda línea alemana discurría desde el punto de Mouquet Farm al norte, luego pasaba justo por detrás del pueblo para girar luego al sur hacia Bazentin ridge y acabar en los pueblos de Bazentin le Petit y Longueval. Pozières se encontraba justo en el centro del sector del ataque británico, en la carretera que iba de Albert a Bapaume.
El desastroso inicio de la ofensiva 1º de julio provocó que los reiterados ataques del 4º ejército contra el sur de Pozières durante catorce días no tuvieron mucho éxito. Sin embargo, el 14 de julio, durante la batalla de Bazentin ridge - sur de Pozières - se produjeron una serie de avances. Estos éxitos aislados animaron a los mandos a proseguir con los ataques. Y le llegó el turno a Pozières.
Haig insistió y el 4º ejército lanzó cuatro infructuosos ataques, del 13 al 17. Pozières aguantó en manos alemanas, pero las bajas en ambos lados fueron terribles. La artillería británica había convertido Pozières en ruinas y cascotes, pero los alemanes resistían. Los británicos bombardearon incluso con gas fosgeno y lacrimógeno. Pero el mando británico insistía: la posición era clave. Por lo que la infantería británica intentó rodear el pueblo a través de la llamada "trinchera de Pozières", pero fue rechazada en varias ocasiones. Las tornas cambiaron el día 17.
Haig decidió que al Reserve Army, también llamado Gough's Army, se le uniese el 1º ejército australiano de las ANZAC, que aún se encontraba en el sector de Armentières. Pozières, a banda de las escaramuzas en el sector de Ovillers y Fromelles, iba a ser su bautismo de fuego en el frente occidental después de lo de Gallipoli. La 1ª división australiana atacaría al día siguiente, pero la total ausencia de preparativos obligó al comandante en jefe de la división, Harold Walker, a demorar el ataque hasta la noche del 22 al 23 de julio.
El ataque lo iniciaron la 1ª y 3ª brigadas australianas pasada la medianoche del 23.
Durante los primeros combates las aguerridas tropas australianas capturaron una parte de la trinchera de Pozières en la parte sureste del pueblo, logrando tomar también las vertientes opuestas a las afueras, al sur de Pozières. Mientras esto sucedía, tropas de las divisiones británicas 25, 34 y 48, acompañadas por un pequeña representación francesa, atacaron por el oeste del pueblo como maniobra de diversión. Ambas acciones permitieron a las fuerzas británicas desalojar a los alemanes del sector sudeste de Pozières, al norte de la antigua via romana.
Al suroeste del pueblo, los australianos conquistaron el temible búnker Gibraltar, el único punto fuerte que los terribles bombardeos no habían logrado destruir. Sobre las seis de la mañana buena parte de Pozières estaba en manos australianas. Los mandos británicos habían recibido informes de que la mayoría de tropas alemanas se habían retirado y que tan solo habían dejado francotiradores.
La historiografía militar australiana insiste en afirmar que se tomó el pueblo en una hora, pero no hay que olvidar que las tropas alemanas se retiraron a posiciones más seguras. Aún así, el mérito australiano es incuestionable. La 2ª brigada australiana, hasta ese momento en reserva, barrió las bolsas de resistencia. Las restantes tropas alemanas se retiraron al este del sector, tras las antiguas líneas alemanas. El objetivo final, la cresta estava a unos 180 metros del pueblo en dirección nordeste. Para ello se habían de sortear dos líneas atrincheradas. A pesar de estos avances, el desigual ritmo de algunas unidades australianas provocó que los contraataques alemanes las cogiesen de flanco y que las bajas fueran numerosas. La batalla por la cresta de Pozières ridge acababa de comenzar y ahora era el turno de los alemanes.

Continua en: Batalla de Pozières, 23 de julio - 7 de agosto de 1916 (II)