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jueves, 11 de septiembre de 2014

El Somme desmitificado: la batalla por Thiepval, 26-30 de septiembre 1916 (I)


Los inesperados éxitos británicos frente a Montauban y Mametz y el enérgico avance francés por el flanco derecho el 1 de julio de 1916 cambiaron la estrategia a seguir en el Somme. Los desastres al norte (Beaumont-Hamel, Serre) y en el centro del ataque (Ovillers, La Boiselle) convirtieron el sector de Thiepval en el punto sobre el que pivotaría el resto de la ofensiva. Los peores pronósticos se cumplieron y el Big Push se convirtió en una guerra de desgaste sin cuartel que los políticos habían querido evitar a toda costa. Durante los meses y semanas que siguieron los nombres de Trônes, Bazentin, Fricourt o Delville entraron a fuego en la historia militar de la Gran Guerra. En el sector al sureste de Thiepval, los avances británicos, australiano y canadiense se iba sucediendo con cuenta gotas a un ritmo de bajas casi inasumible. Fricourt, Ovillers o La Boiselle -que habían resistido enconadamente los ataques del 1 de julio- fueron cayendo. Pozières pasaba a ser un objetivo de máxima prioridad: era imprescindible para asegurar el flanco izquierdo más allá de la cresta de Thiepval, al este. La conquista y consolidación de Pozières (23 de julio - 7 agosto) supusieron el bautismo y el primer sacrificio australiano en Europa. No obstante, y a pesar de la caída de Pòzieres, Thiepval -firmemente defendida- seguía siendo el mayor obstáculo para cualquier avance en el sector del Somme.
Desde Thiepval se controlaba la parte septentrional de la cresta del mismo nombre, así como el terreno al norte del Ancre (y su valle) que iba desde Beaucourt, pasaba por Beaumont-Hamel y Serre llegando hasta Gommecourt. A banda de su situación estratégica, los alemanes decidieron reforzar la posición durante los meses de julio y agosto al percartarse de su extrema importancia como eje en el ataque británico. La inactividad británica permitió en parte que los alemanes fortificasen eficazmente sus posiciones con total tranquilidad. La línea de frente (Joseph trench) junto a otras cuatro líneas de defensa (Schwaben, Zollern, Hessian y Stuff trench) fueron renovadas, reforzadas y conectadas con otros puestos fortificados como la granja Mouquet o los reductos Schwaben y Zollern. Junto al dédalo de trincheras, los restos de Thiepval se encastillaron de tal forma que los mandos británicos tuvieron que modificar sus tácticas de guerra. Los combates en el Somme, como había sucedido en Verdun, cambiaron tanto el despliegue defensivo como las maniobras de ataque. El devastador bombardeo de las posiciones alemanas y el brutal coste en bajas provocó que el mando alemán optase por una defensa abierta, con pequeñas unidades distribuidas a través del terreno y con parapetos como cráteres, bodegas o ruinas. Durante el bombardeo y el ataque británico abandonaban los parapetos y refugios dispersándose a campo abierto tras las defensas que les proporcionaban los cráteres y otros montículos de cascotes o ruinas. La defensa alemana ganó, sin duda, en elasticidad y eficiencia. Evitó la destrucción en masa de unidades parapetadas en trincheras semiderruidas e indefendibles y, sobre todo, confundió a los mandos británicos sobre el poder de sus bombardeos y el porqué de la increible resistencia alemana. El mando alemán logró que posiciones enteras resistiesen durante semanas con puñados de soldados dispersos de cráter en cráter al mando de una o dos ametralladoras y una bolsa de granadas.
Pozières, High y Delville Wood o Guillemont fueron anticipando el nuevo despliegue táctico, pero los combates por Thiepval y su sector fueron la consumación, el súmmum. Thiepval se convertió por méritos propios en el paradigma de la adaptación al terreno, de la elasticidad defensiva y de la improvisación en tácticas de ataque.

Previa
El 3 de setiembre dos divisiones del IIº Cuerpo (39ª y 49ª) atacaron al norte de Thiepval. La 49ª llevó el grueso de la operación. Tras un breve bombardeo atacó frontalmente el reducto Schwaben. No hubo sorpresa. 1.800 bajas y ni un solo metro de terreno ganado. Gough y Jacob (comandante en jefe del IIº Cuerpo) culparon a las tropas de falta de compromiso y coraje. Curiosas apreciaciones si se tiene en cuenta que los batallones implicados perdieron entre un tercio y la mitad de sus efectivos atacando uno de los puntos mejor fortificados del Frente occidental. Haig, tras los combates de Flers-Courcelette el 15 de septiembre, insistió a Gough en que debía aprovecharse el momentum y que era indispensable tomar el resto de la cresta de Thiepval fuese como fuese. Las tropas de Gough se unirían el 25 de septiembre a una operación conjunta con Rawlinson a su derecha y los franceses más al sur. El desgaste de sus divisiones le obligaron a plantearse un breve paréntesis pero las escaramuzas (y las bajas) se siguieron a lo largo de esas dos semanas en los alrededores de la granja Mouquet (Mouquet Farm). Por cuestiones que aún no están muy claras - quizá por la participación de los tanques - la batalla por Thiepval se planeó para un día después de lo programado, el 26 de septiembre pasando 35 minutos del mediodía.

Planes
Para el ataque sobre Thiepval y su cresta, Gough destinó cuatro divisiones dispuestas a lo largo de un frente de unos 5,5 kilómetros, que iban desde Thiepval y la granja Mouquet hasta las afueras de Courcelette en el sector canadiense. En el flanco derecho, la 1ª y 2ª canadienses (Byng) atacarían al norte y al este de Courcelette intentando capturar la trinchera Regina (Stuff para los ingleses y Staufen para los alemanes) situada un poco más allá de la cresta. Para ello tenían que sobrepasar y ocupar las trincheras Hessian, Zollern y Kenora, cerrando el frente a la derecha. En el flanco izquierdo de los canadienses, la 11ª División británica -en su primera ofensiva después de Gallipoli- tenía como misión conquistar la granja Mouquet y los reductos Zollern y Stuff, para luego avanzar hasta la trinchera Stuff, continuación de la trinchera Regina en ese sector. En el flanco izquierdo del ataque, los objetivos más difíciles se dejaron a las tropas de la 18ª División de Maxse, quiénes habían demostrado una gran preparación y arrojo el 1 de julio.
Tras su 'descanso' en Flandes, Gough asignó a los hombres de Maxse la conquista de Thiepval y el reducto Schwaben, que tantas bajas había causado a las divisiones 36ª y 32ª el 1 de julio y el 3 de septiembre a la 49ª. La operación presentaba enormes dificultades. El objetivo final (las trincheras Regina y Stuff) se encontraban en una vertiente opuesta a la línea de ataque y fuera del alcance de la artillería británica. Por si fuera poco, antes de llegar a ambas líneas se encontraban cinco de las fortificaciones más inexpugnables de todo el frente: la granja Mouquet, los reductos Zollern y Stuff, Thiepval y el reducto Schwaben.

A nivel de superfície los restos de la granja Mouquet eran solo ruinas. En el subsuelo, sin embargo, estaba compuesta por un triple sistema de bodegas y refugios conectados a través de túneles. Las entradas a los sótanos estaban disimuladas entre las ruinas dificultando mucho el avance de la infantería. En la teoría, una cortina de artillería en progresión (la famosa creeping barrage) podía permitir el avance sin excesivas bajas hasta la posición, pero una vez que la protección de fuego desapareciese la infantería estaba a merced de cualquier ataque procedente de las bodegas sin que la artillería pudiese evitarlo. La principal misión de la infantería británica era buscar las entradas al sistema de túneles, cegarlas y liquidar cualquier foco de resistencia. La principal amenaza alemana era el fuego de ametralladora escondido entre las ruinas y los cráteres junto a los granaderos que permanecían ocultos.
Reducir o neutralizar los reductos era aún más difícil. A diferencia de Mouquet farm, éstos se encontraban a gran distancia de las líneas británicas. La gran distancia entre las líneas obligaba a que la 'cortina de fuego' fuese perfecta, tanto en su precisión como en el ritmo que debía seguir el avance de las diferentes oleadas de la infantería (cien metros cada tres minutos). Cualquier retraso provocaría que la infantería perdiese su 'protección' y que fuese alcanzada por las ametralladoras alemanas situadas en los reductos. Por si fuera poco, los reductos también contaban con posiciones fortificadas internas, que albergaban a compañías enteras prestas para cualquier contraataque dentro de la posición. Como en el caso de la granja Mouquet, una vez la infantería se introducía en un espacio tan reducido la artillería amiga no podía ayudarles y los combates se tornaban en un verdadero cuerpo a cuerpo.
Thiepval también entrañaba sus propias dificultades. En su superfície apenas permanecía piedra sobre piedra pero bajo la posición del castillo existían cerca de 150 bodegas o sótanos, que podían alojar compañías de ametralladoras y granaderos. Como en Mouquet, la cortina de fuego podía facilitar el arribo de unidades pero una vez allí los alemanes podían emergir a la superfície y rechazar cualquier ataque con un potente fuego de ametralladora o con una lluvia de granadas.
A nivel de artillería los mandos optaron por hacer un cálculo a grosso modo y destinaron unas seiscientas piezas de artillería de campaña y unos 280 obuses de diferentes calibre para un ataque en un frente de casi seis kilómetros. En potencia de fuego, la cobertura artillera para la ofensiva contaría con el doble de munición por trinchera que el 1º de julio, pero en cambio representaría la mitad de lo lanzado en la ofensiva del 14 de julio aunque se trataba del mayor bombardeo llevado a cabo por los artilleros del ejército de Reserva.
Las baterías del ejército de Reserva (Vº Cuerpo) situadas al oeste del rio Ancre dispararían hacia Thiepval desde el oeste y cogerían al enemigo de enfilada permitiendo un ataque por tres flancos. De los casi 100.000 proyectiles que se iban a lanzar, un 40% pertenecían a piezas de gran calibre. Igualmente, des del mismo sector se llevaría a cabo un contrafuego de ametralladora que barrería la retaguardia alemana para evitar cualquier medida de apoyo. El mando británico también ordenó bombardear con gas las posiciones alemanas de Thiepval para evitar que los alemanes permaneciesen en ellas hasta el momento del ataque. El bombardeo previo comenzó el 23 de septiembre. El mal tiempo de ese día impidió, sin embargo, que los vuelos de observación comprobasen los efectos en las posiciones alemanas. Las nieblas del otoño en el Somme no daban mucha tregua aunque los días siguientes los informes confirmaron un nivel de destrucción óptimo en todo el sector de Thiepval.

Over the top
Sector canadiense (Courcelette)


El ataque comenzó a las 12.35 del mediodía del 26 de septiembre. En el flanco más oriental del ataque, la 2ª y 1ª canadiense atacaron con sus 6ª y 3ª brigadas respectivamente. El 5º y 8º batallón de la 6ª brigada atacaron por la derecha, el 14º de los Royal Montreal y el 15º de los Highlanders (48º) por la izquierda. Objectivos: sobrepasar la trinchera Zollern, luego la Hessian y prolongar el avance hasta la Regina. No lo tuvieron fácil. Los informes previos hablaban de una primera línea desocupada, pero la noche previa ataque los alemanes volvieron a ocuparla en el sector frente a los Highlanders. El avance canadiense por su izquierda (5º y 8º batallón) fue bastante limpio y sin excesivas bajas, aunque el fuego en enfilada procedente del oeste (frente la 11ª división) les advirtió que los británicos no había logrado sobrepasar el reducto Zollern. Neutralizada la trinchera Zollern y con un centenar de prisioneros, los hombres de la 6º brigada prosiguieron hacia la trinchera Hessian donde se encontraron con que 5º batallón a su derecha ya había ocupado su parte de la Hessian. A las dos de la tarde los informes que recibió el mando procedentes del 8º hablaban de que era imprescindible que los británicos neutralizasen el reducto Zollern ya que el fuego procedente de allí los estaba diezmando.
La distancia entre líneas no era muy amplia, pero los alemanes resistieron duramente hasta media tarde. Informado el mando de la toma de la Zollern/Fabeck se hicieron los preparativos para asaltar la Regina. Volvió una certera cortina de fuego pero la resistencia fue durísima. Los canadienses tuvieron que improvisar una nueva línea entre la que habían abandonado y la Regina. Los Highlanders resistieron en la nueva línea de frente hasta el alba del 28 cuando el 27ª de la 2ª división los relevó. Las pérdidas habían sido muy duras para tanto poco terreno. La trinchera Regina no caería hasta octubre durante la llamada batalla por los altos del Ancre (Ancre Heights).

Continúa en: El Somme desmitificado: la batalla por Thiepval, 26-30 de septiembre 1916 (II)

martes, 27 de agosto de 2013

El perfeccionista turco: Mustafa Kemal en la Gran Guerra (I)


Cuenta la leyenda que un profesor de matemáticas lo 'rebautizó' como Kemal (perfeccionista) por sus dotes con el cálculo, pero especialmente por su carácter. Nacido en Salonik (Thessalonica) el 1881, la temprana muerte de su padre y la ausencia de una figura paternal lo decidieron por el mundo castrense siendo muy joven. La instrucción militar de Mustafa - su verdadero nombre - se inició en Tessalonica en 1894, prosiguió en Bitola (Monastir) durante 1896-1899 y terminó con la graduación en la Escuela de oficiales en 1905, previo paso por la Academia militar de Istanbul (1899-1902). Durante los años siguientes (1905-1911) alternó variopintos destinos (Damasco, Albania, Francia o Bulgaria) con una tímida adhesión política al lado de los Jóvenes Turcos. Mustafa Kemal, sin embargo, no era un intrigante de salón. Militar ambicioso y de gran visión, sus experiencias como observador militar en Francia (1910), junto a valiosas lecturas, le proporcionaron un enfoque más amplio de la táctica y una asombrosa capacidad para la motivación y conducción de tropas. Fruto de esa minuciosidad y observación publicó dos obras destinadas a oficiales de infantería entre 1910 y 1911 donde exploraba conceptos tácticos, nociones de mando y psicología de tropa que aplicaría posteriormente en las campañas de Gallipoli o Anatolia. 

Líbia
Kemal, sin embargo, era un hombre de acción. No dudó en enrolarse como voluntario cuando el gobierno pidió oficiales para ir a combatir a los italianos en Líbia. En noviembre de 1911 fue nombrado jefe de logística del general Endhem Paşa. Un mes más tarde fue ascendido a comandante y se le asignó el mando de una compañía regular y un contigente de casi 8.000 nativos con los que en octubre de 1912 lograría rechazar una ofensiva italiana en la zona de Derne. La guerra ítalo-líbia fue un campo de pruebas. 
Su experiencia líbia le proporcionó tres grandes lecciones. Cómo enfrentarse con un puñado de tropas a un ejército superior y mejor pertrechado aliándose con el terreno. La importancia de la coordinación, confianza y empatía con sus oficiales. A pesar de dirigir personalmente las operaciones, Kemal decidió otorgar a la oficialidad un margen de maniobra que les confiriese una mayor confianza y determinación en sus decisiones tácticas. Y por último cómo mantener una disciplina firme en la tropa evitando la ociosidad y la posible dejadez de la cotidianidad, a pesar de crear un clima de entendimiento y familiaridad con los oficiales. Comprobó que la disciplina y el orden favorecían el esprit de corps otorgando al oficial al mando un papel de verdadero líder. Kemal volvió a Istanbul en octubre de 1912 sin apenas una mención de reconocimiento. Causas? Posibles maniobras (y envídias) de Enver Paşa. 

Guerras balcánicas
En octubre de 1912 mudó de conflictó. Sin tiempo para sacudirse el polvo del desierto le estalló la Primera Guerra Balcánica. Montenegro invadió el norte de Albania el 8 de octubre. Grecia, Bulgaria y Serbia también querían parte del pastel otomano y la Puerta Sublime tenía demasiados enemigos: era vital cerrar frentes. El 15 de octubre cedía Líbia a Italia a través del Tratado de Ouchy. Centrados en el frente europeo, el ejército turco pudo defenderse a duras penas. En las primeras semanas perdió Macedonia y el sur de Albania. Acosado y en franca retirada, el gobierno turco decidió negociar. En balde. Grecia pedía Yanya. El 9 cayó Tessalonica y el ejército turco ya solo defendía Istanbul. Kemal fue destinado el 25 de noviembre a Gallipoli como director de operaciones del Cuerpo de ejército Bolayir al mando del general Fahri Paşa. 
Los hechos del 13 de enero de 1913 cambiaron totalmente la perspectiva. Un golpe militar conducido por el sector más reformista del Comité para la Unión y el Progreso (los Jóvenes Turcos) depuso al Ministro de la guerra e instaló de facto la dictadura de los tres paşas: Mehmet Talat (Ministro del Interior), Ismail Enver 'Enver Paşa' (Ministro de la Guerra) y Ahmed Djemal (Ministro de la Armada). Enver Paşa, alma mater del nuevo gobierno, decidió reanudar la guerra sin complejos. Primera medida: levantar el cerco sobre Edirne (Adrianópolis) y liberar a los ocupantes. Para la toma de Adrianópolis se contó con el Cuerpo de ejército de Bolayir y parte de las reservas del Xº Cuerpo. La ofensiva se preparó como una operación anfibia que situaria a parte de las tropas turcas tras las líneas búlgaras para intentar un ataque envolvente. El plan fue un fracaso. El 8 de febrero el grueso del Bolayir se enfrentó a la vanguardia del ejército búlgaro en campo abierto sin la ayuda del Xº Cuerpo (hubo un retraso de 12 horas) provocándole un gran número de bajas. La reconquista de Edirne se había planteado como una cuestión de orgullo nacional pero la realidad militar se impuso a la política. La fallida ofensiva afloró las rencillas entre los militares y los advenedizos como Enver al mando del desembarco fallido. 
El Xº Cuerpo fue enviado a Gallipoli a cubrir las bajas del Cuerpo de Ejército Bolayir. El general Hurchid se hizo cargo de los dos grupos pero situó a Enver Paşa como Jefe de Estado Mayor, hecho que enfureció a Fahri y, por descontado, a Kemal que presentaron sendas dimisiones. Descartadas por Ahmed Izzet, jefe supremo del ejército turco, decidió situar a Mustafa Kemal como jefe del estado mayor del Bolayir mientras, por consejo de Fahri y del mismo Kemal, el Xº Cuerpo era devuelto al frente europeo. Adrianópolis cayó finalmente del lado serbio-bulgaro y el 16 de abril se llegó a una tregua. El Tratado de Londres se firmó a finales de mayo pero la sombra de la guerra sería alargada. Los antiguos aliados de la Primera Guerra Balcánica se enfrentaron por el botín, siendo la más malparada Bulgaria. Unido a Montenegro y Rumanía, el imperio lograría que Bulgaria se retirase de la Tracia oriental y de Adrianópolis. Kemal también participó en la Segunda Guerra Balcánica y preveyendo el desenlace partió con una brigada pero fue Enver Paşa quién llegó, venció y reclamó como suyo el triunfo. Enver se proclamó el 'libertador de Adrianópolis' ante la opinión pública turca y Kemal comenzaba a entender el factor propaganda. 
A principios de 1914, el ascenso meteórico de Enver Paşa culminó con su autodesignación como Jefe Supremo del ejército turco. Ante los vientos de cambio y dadas sus malas relaciones, Kemal decidió acompañar al nuevo embajador de Bulgaria como agregado militar. Kemal y la historiografía apologética tienden a describir el breve periplo de retiro voluntario para el estudio. Otras fuentes menos indulgentes consideran que fue más bien un autoexilio. La posterior purga en el ejército otomano dio la razón a Kemal. Enver depuró a todo aquel que le pudiese hacer sombra: más de 1.000 oficiales entre los que se contaban 2 mariscales, 30 generales de división y casi 100 generales de brigada. Por su parte, Kemal aprovechó su estancia de medio año en Sofía para pulir su vertiente política y serenar los ánimos con Enver. 

Primera Guerra Mundial
La intervención turca en la guerra europea sorprendió a Kemal en Sofía. A las pocas horas de la declaración de guerra a la Entente (5 de noviembre 1914) pidió su reingreso a filas. El 20 de enero de 1915 se le dio el mando de la recién creada 19ª División (57º, 72º y 78º regimiento). Pasada revista el 5 de febrero, Kemal informó a sus superiores que los regimientos 72º y 77º estaban formados exclusivamente por soldados árabes con apenas experiencia y entre los que se contaban numerosos miembros de las minoria yazidí, contrarios a la guerra. El mando insistió en el destino y lo conminó a intensificar la instrucción del contingente en Gallipoli. Kemal apenas tuvo 15 días para entrenar e instruir a la nueva unidad. El 25 de febrero, y ante la inminencia de un desembarco anfibio de la Entente en Gallipoli, se le ordenó tener preparadas a sus fuerzas en la orilla asiática (Çannakale) del estrecho de los Dardanelos. 

Gallipoli
Ideada como solución a la parálisis del frente occidental, el plan original aliado era tomar Istanbul forzando los Dardanelos con una flotilla francobritánica. Tras controlar el Mar Negro, Rusia sería abastecida por la Entente (Alemania había cerrado el Mar Báltico) y el cerco terrestre sobre las Potenciales centrales se estrecharía accelerando así el final de la guerra. Obtenido el visto bueno por los gobiernos aliados, a mediados de febrero de 1915 el contingente naval se reunió en la isla de Imbros. La operación comenzó el 19 de febrero con el bombardeo sistemático de las defensas turcas situadas en el litoral oriental de la península. A pesar del duro castigo, los supervivientes turcos de las baterias - junto a las redes de minas - lograron contener el golpe y volver a sus puestos. Al mando de las tropas turcas se encontraba el general Liman von Sanders que hacía menos de una semana que había sido destinado a Gallipoli con el 5º Ejército turco incluidos Kemal y su 19ª División de reserva. El mal tiempo frenó los ataques navales que no se reanudaron hasta el 25 de febrero. A pesar de las astutas recomendaciones de Liman von Sanders para cambiar el emplazamiento de las baterías, los aliados lograron destruir gran parte. Igualmente, y a pesar de la limpieza, el peligro de minas seguía latente por lo que el paso de los navíos entrañaba un gran riesgo. El Almirantazgo presionaba, pero el Almirante Sackville Carden pedía cautela anunciando que Istanbul caería en dos semanas. Tras el empleo de dragaminas civiles, el grueso del ataque naval se reanudó el 18 de marzo. El ataque tuvo un éxito parcial. La práctica totalidad de las baterías fueron eliminadas pero el factor fortuna jugó del lado turco. Un campo de minas secreto hundió al acorazado francés Bouvet, al HMS Irresistible y HMS Ocean de la Armada británica y otros tantos sufrieron graves daños como los franceses Gaulois y Suffren y el británico HMS Inflexible. Los éxitos terrestres no consiguieron tranquilizar al Almirantazgo que ordenó el repliegue y el abandono de la operación naval. Los turcos estaban al límite de sus fuerzas, pero las pérdidas en buques decantaron la balanza. Churchill pasó al plan B: desembarco anfibio y operación terrestre en Gallipoli. 
La inteligencia alemana sabía de los planes francobritánicos pero desconocía el emplazamiento del desembarco principal. Por ello, el Alto Mando turco había enviado una fuerza suplementaria a Gallipoli de 84.000 efectivos (5º Ejército) al mando de Liman von Sanders. El general alemán, promotor de una defensa móvil, decidió situar en los puntos costeros a pequeños destacamentos y disponer el grueso de las tropas en el interior. Advirtió, sin embargo, de la importancia en las comunicaciones entre unidades. Kemal, contrario a las ideas de Liman von Sanders, consideró que era necesario tomar ventaja a los invasores disponiendo del grueso de las tropas en las playas. El alemán, sospechando que el desembarco principal sería en el norte dispuso el grueso de sus tropas (5ª División y la brigada de caballeria) en el istmo de Bolayir (Bulair). El resto de la península quedaría en manos de Echad Paşa que comandaba el III Cuerpo (7ª y 9ª División). La 7ª se situó al sur de Bulair, cerca también del istmo. La 9ª cubririá la parte meridional de la península y la 19º de Kemal se mantendría en reserva en el interior. En el lado asiático de los Dardanelos estaba el XVº Cuerpo al mando del general alemán Weber. 

Chunuk Bair (25 de abril): adagietto con moto
El 25 de abril de 1915 comenzó la campaña terrestre de Gallipoli. El general británico Sir Ian Hamilton al mando de la Mediterranean Expeditionary Force (MEF) contó para el ataque con 75.000 soldados. Su plan consistió en un triple desembarco y un señuelo. La 29ª División británica desembarcó en el extremo más meridional de la península, el cabo Helles; la 1ª División francesa en el lado asiático de los Dardanelos (Kumkale) y las dos divisiones ANZAC en la costa egea entre Ariburnu Cove y Gaba Tepe. Según lo planeado y después de asegurar las cabezas de puente, el grueso de las tropas australes tomaría la posición elevada de Mal Tepe y cortaría las comunicaciones entre la parte norte y sur de la península que quedaría aislada del continente. Junto a los movimientos planeados, una pequeña flotilla en el golfo de Saros simularía una operación anfibia confirmando los temores de Liman von Sanders y distrayendo su atención del ataque meridional, que realmente se consiguió. Liman von Sanders y Echad Paşa permanecieron todo el día 25 en el istmo de Bolayir (Bulair) mientras los ataques eran en el sur. 
Los británicos y los ANZAC desembarcaron en territorio defendido por la 9ª División turca. La 1ª Division australiana desembarcó en Ari Burnu (Anzac Cove) sobre las cuatro de la madrugada con la misión de penetrar y tomar las tres colinas en dirección a Chunuk Bair. A las cinco y media el coronel Sami (9ª División turca) fue informado de los desembarcos en Anzac Cove y el Cabo Helles (Cape Helles). Siguiendo lo establecido, Sami envió a Anzac Cove dos batallones y una compañía de ametralladoras del 27º regimiento y avisó a la 19ª División en reserva. A las nueve de la mañana y tras 3 horas de marcha, el 27º regimiento (Mehmed Chefik) llegó al sector donde las ANZAC ya habían ocupado dos de las colinas, logrando repeler los ataques en la toma de la tercera (Gun Ridge). Poco antes, sobre las 8.30 h. fue informado de que Kemal venía en su auxilio con el 57º regimiento y una batería de montaña. Antes de partir y durante dos horas, Kemal intentó contactar en vano con Liman von Sanders o Esad Paşa en el cuartel general en Gelibolu (Gallipoli). Desconocía la situación en la costa egea, pero optó por situarse en las alturas de Conk bayiri (Chunuk bair) y desde ahí resistir a los ataques enemigos que -como bien preveía- querrían cortar las líneas de norte a sur de la península. 
La apuesta era muy arriesgada, pero la ausencia de mandos y su intuición fueron determinantes. Mustafa Kemal llegó al sector a media mañana. Los Aussies (las tropas de las ANZAC) seguían dueños de las dos colinas a pie de costa, pero la tercera seguía en manos del coronel Sami. Pasado mediodía Esad Paşa fue informado del ataque anfibio y decidió que el 27º regimiento también pasase a manos de Kemal que poco pudo hacer antes que anocheciese, salvo recuperar dos pequeños promontorios. Hamilton había logrado desembarcar a 8.000 soldados en Anzac Cove, pero el caos, la inexperiencia de algunos mandos y el hostigamiento desde las alturas de las tropas de Kemal confinaron su cabeza de puente a poco más que una playa y sin apenas cobertura bajo el fuego enemigo. Permanecerían así durante meses. Kemal se licenció en Chunuk Bair. Con apenas 34 años y con tropas aún bisoñas en combate supo exprimir lo mejor de ellas. Suplió su inexperiencia con una fe ciega en su mando y ante la ausencia de proclamas invocó el orgullo patrio y la memoria de ridículos pretéritos. Kemal traspuaba determinación, arrojo, valentía y una fe inquebrantable en la victoria. Sus experiencias líbias y balcánicas, así como sus múltiples lecturas, habían forjado en él una virtud inusual para el mando. Sus tropas lo idolatraban y es por ello que su legendaria frase 'no os ordeno que ataquéis, os ordeno que muráis' cobra toda su dimensión y sentido. 

Chunuk Bair (8-10 agosto): larghetto con tempo giusto
La actuación de Kemal impresionó a Liman von Sanders. No obstante, y ante la posibilidad de que hubiese sido un golpe de fortuna, le envió un comandante alemán como jefe de estado mayor que envió de vuelta en mayo. Kemal reconocía -a regañadientes- la autoridad del alemán pero no permitiría que nadie dudase de él o de sus hombres. El mando británico por su parte buscaba romper el cerco. Las moscas, el calor, la sed y sobretodo la disentería estaban diezmando de forma alarmante las fuerzas de la MEF. Hamilton insistió en su idea inicial (capturar Gun Ridge), pero esta vez buscaría una alternativa: desembarcaría unas 20.000 tropas (IX Cuerpo británico) en la bahía de Suvla para distraer la atención hacia el norte y permitir el progreso desde Anzac Cove hacia el interior con un movimiento envolvente norte-sur. 
El desembarco fue la noche del 6 al 7 de agosto. Se tomaron posiciones en el sector, pero otra vez las fuerzas turcas contuvieron a los británicos que tuvieron que parapetarse en las playas. Liman von Sanders reaccionó presto y ante las dudas de un oficial al mando lo sustituyó por Kemal el día 8. Señuelo o no, el ataque desde Anzac Cove hacia Chunuk Bair fue casi un éxito. Tropas angloaustralianas lograron tomarla en la madrugada del 8 de agosto tras duros combates y un certero apoyo de la artillería naval. El ataque parecía triunfar, salvo en Suvla. El mando turco no desesperó. Demostradas sus dotes y magnetismo con las tropas, Liman von Sanders encomendó a Kemal la dirección del nuevo grupo de combate Anafartalar (XVIº Cuerpo, 9º Division y el grupo Willmer). Estabilizado el frente, el día 10 decidió reconquistar Chunuk Bair. Conocedor de la zona y de los puntos débiles defensivos, se puso al frente de seis batallones para el ataque que comenzó a las 4.30 h. de la mañana. Con la bayoneta calada, sin apoyo artillero y en absoluto silencio, la infantería turca cogió por sorpresa a los pocos supervivientes de Chunuk que a las 12.45 abandonaron sus posiciones ante la falta absoluta de refuerzos. 
La reconquista de Chunuk Bair fue el resultado de una meticulosa preparación ejecutada a la perfección. Incluso la Historia oficial británica describió la batalla de 'contraataque turco perfectamente planeado'. El perfeccionista tenía admiradores británicos ! La batalla, sin embargo, no fue gratuita. En cuatro días de combates los turcos perdieron 17.000 soldados, los aliados 25.000. Para setiembre de 1915 Kemal estaba deshecho física y mentalmente. A pesar de sus tensas relaciones, reclamó a Enver que lo reasignase a otro destino ya que parecía que británicos y australes se habían resignado sobre Gallipoli. Liman von Sanders lo frenó. Al describirlo 'de oficial competente y excepcionalmente talentoso' lo condenó tres meses más en Gallipoli. No recibiría su nuevo destino hasta el 5 de diciembre. La fortuna estaba otra vez del lado turco: el War Council británico había decidido abandonar Gallipoli el 4 de noviembre. Instalado en Istanbul, Kemal supo que la MEF se retiró de las playas de Suvla y Anzac el 19-20 de diciembre y de Cabo Helles el 8-9 de enero de 1916 sin apenas bajas, produciéndole un enorme enfado y estupefacción. La campaña de Gallipoli le proporcionó prestigio en los círculos militares, aunque la prensa -controlada por Enver- desconociese su fama de líder militar en ascenso. Hans Kannegiesser, coronel bajo el mando de Kemal durante la batalla de Anafartalar, definió perfectamente la campaña de Gallipoli y el peso de Kemal en su resultado afirmando que 'lo psicológico ha triunfado sobre lo físico, y lo espiritual sobre lo material'.

Continua en: El perfeccionista turco: Mustafa Kemal en la Gran Guerra (II)

sábado, 30 de mayo de 2009

La Batalla de Pozières, 23 de julio - 7 de agosto de 1916 (II)

Viene de: La Batalla de Pozières, 23 de julio - 7 de agosto de 1916 (I)



Con las tornas cambiadas, los australianos se encontraron defiendo posiciones muy precarias. La 1ª y 3º australianas resistieron y repelieron los contraataques alemanes por cuatro días. La artillería alemana se concentró sobre Pozières. El bombardeo artillero alemán fue terrible, sobretodo el día 26. Esa noche, la del 26 al 27 de julio tuvo lugar la llamada batalla de las granadas. Un épico y maratoniano combate a granada, de unas doce horas, entre las tropas australianas, ayudadas por las británicas, y las alemanas por hacerse con el control definitivo de la cresta de Pozières, el último y gran objetivo del mando aliado del sector, aparte de Mouquet farm y Thiepval más a lo lejos. Después de todas las penurias, las exhaustas tropas australianas fueron relevadas por la 2a división australiana el 27 de julio. La única forma de acabar con la presión alemana era capturar sus posiciones al norte de Pozières y la cresta.

Gough, presionado por Haig y por su propia impetuosidad, apremió al mando australiano - Legge - para que en la noche del 28 al 29 de julio, tropas de la 2a división atacasen a los alemanes en las llamadas antiguas líneas alemanas, las OGL2 (Old German Lines), paso previo para la cresta de Pozières. Fue un terrible y costoso fracaso: 3500 bajas. Una escasa preparación -Legge no era Walker-, la impaciencia en atacar y una especie de inútiles rampas que dejaban al descubierto a la infantería fueron las causas del desastre. Incluso la 7º brigada australiana tuvo que ser retirada debido a las enormes bajas. Cuentan las habladurías que el mismo Haig reprendió a Birdwood, el comandante en jefe del 1r ejército de las ANZAC. Sin embargo, en el diario de Haig apenas hubo una mención negativa hacia el comportamiento de los australianos. El mando no cedía en su empeño. Durante cuatro días las tropas de la 2a división australiana estuvieron atacando de forma desigual en dirección a la cresta. El 4 de agosto se reanudaron los combates, esta vez mejor preparados. Se decidió atacar al crepúsculo para evitar la negra noche y la falta de referencias en el ataque. El molino -o lo que quedaba de él- fue la principal. La 2a división logró capturarlo al día siguiente, así como las 2as. antiguas líneas alemana (OGL2). La cresta también cayó del lado australiano. A pesar del éxito, las bajas fueron espectaculares.

Los hombres de la 2a división fueron relevados por los de la 4a. Volvía a ser el turno de los alemanes. Bombardearon y machacaron el sector sin descanso y desde todas sus posiciones, incluso desde Thiepval. Las primeras líneas australianas formaban un peligro saliente, y sus bajas fueron enormes. Los alemanes no cesaron en contraatacar. El último intento lo llevaron a cabo al alba del 7 de agosto. Los alemanes consiguieron sortear en algunos puntos sus antiguas líneas donde ahora se refugiaban las tropas británicas pero algunas acciones puntuales consiguieron desbaratar el contraataque alemán. Los australianos resistieron en Pozières y a lo largo de toda la línea elevada de la cresta. No hubo más contraataques de importancia. Pozières significó el bautizo de sangre australiano en tierras europeas durante la Primera Guerra Mundial. No sería el último. El precio de la hazaña: cerca de 15.000 bajas. Pero Pozières no significó el primer baño de sangre, fue el inicio de una desconfianza y de resentimiento desde las filas australianas hacia las británicas. Gough, y Haig, fueron el objeto de duras acusaciones por parte de los altos mandos australianos por proseguir costosas ofensivas a un precio irrisorio en cuanto a ganancias estratégicas.