miércoles, 27 de febrero de 2013

Disfrutemos de nuestro alrededor.

Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y comenzó a tocar el violín, era una fría mañana de enero. Interpretó seis piezas de Bach durante unos 45 minutos. Durante ese tiempo,se calcula que 1.100 personas pasaron por la estación, la mayoría de ellos de camino al trabajo.

Tres minutos pasaron, y un hombre de mediana edad se dio cuenta de que había un músico tocando. Disminuyó el paso y se detuvo por unos segundos, y luego accelero el paso para no llegar tarde a su trabajo.
Un minuto más tarde, el violinista recibió su primer dólar de propina: una mujer arrojó el dinero en la caja y sin parar, y siguió caminando.

Unos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escucharlo, pero el hombre miró su reloj y comenzó a caminar de nuevo. Es evidente que se le hizo tarde.

El que puso mayor atención fue un niño de 3 años. Su madre le llamo, pero el chico se detuvo a mirar al violinista. Por último, la madre le cojio la mano, pero el niño siguió caminando, volviendo la cabeza todo el tiempo. Esta acción fue repetida por varios otros niños. Todos sus padres, sin excepción, los cogieron para seguir adelante.

En los 45 minutos que el músico tocó, sólo 6 personas se detuvieron y permanecieron por un tiempo escuchandolo. Alrededor del 20% le dieron dinero, pero siguieron caminando. Se recaudó $ 32. Cuando terminó de tocar y se hizo el silencio, nadie se dio cuenta. Nadie aplaudió, ni hubo ningún reconocimiento.

Nadie lo sabía, pero el violinista era Joshua Bell, uno de los músicos más talentosos del mundo. Dos días antes, de tocar en el metro, Joshua Bell agotó en un teatro de Boston todas las entradas, y los asientos costaban un promedio de $ 100.

Esta es una historia real. Joshua Bell tocando de incógnito en la estación de metro,todo ello organizado por el diario The Washington Post, como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de la gente. Las preguntas generales fueron las siguientes: en un entorno común a una hora punta: ¿Percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?

Mi conclusión final, esque si no tenemos un momento para detenerse y escuchar a uno de los mejores músicos del mundo tocando ¿cuántas otras cosas nos estamos perdiendo? Recapacitemos un poco todos y disfrutemos de las cosas que nos pasan en cada momento.




Silvi